Un anciano y su bisnieto enfermo con cáncer en San Luis, Pinar del Río, enfrentan el riesgo de ser desalojados por autoridades locales, poniendo en duda las promesas del gobierno que les dio una casa y ahora se las quiere quitar.
Cubanet indicó que el plazo para el desalojo ya está establecido. La situación de Alberto Aguiar, de 80 años, y del pequeño Erick Márquez, de ocho, ha resurgido en el debate público.
La historia del bisabuelo y el niño conmovió a los cubanos en junio de 2021, cuando se conoció por primera vez las condiciones infrahumanas en las que se encontraban estas personas en Cuba.
La lucha de la familia por una vivienda digna pareció llegar a su fin cuando las autoridades les brindaron una casa, tras la presión mediática que generó la comunidad cubana, dentro y fuera de la isla.
Sin embargo, en noviembre de 2023, las promesas se esfumaron cuando fueron notificados de un desalojo inminente de la vivienda donde fueron ubicados.
Sandra Aguiar, hija de Alberto, explicó que la casa que ahora habitan el abuelo y el niño, fungió como almacén de materiales de construcción y solo se les concedió debido a la visibilidad del caso.
"Actuaron rápido para apaciguar las críticas en las redes sociales, pero nunca dieron la propiedad", dijo. La dueña original reclama el inmueble y el gobierno quiere deshacer el acuerdo con el anciano cuidador del pequeño enfermo.
En ese local Alberto hizo varias modificaciones. Invirtió los recursos que cubanos solidarios le dieron para que pudieran vivir dignamente. Tras la rehabilitación de la vivienda han aparecido interesados en ella y los residentes serán desalojados por el régimen, sin piedad.
Alberto y su bisnieto se enfrentan a la posibilidad de tener que mudarse a una casa de tablas y techo de guano, lejos de centros de salud y de cualquier facilidad médica. Esto, para un niño en constante necesidad de cuidados especiales, representa un obstáculo insuperable.
Este caso evidencia la precariedad del sistema de vivienda en Cuba, con soluciones siempre precarias y temporales, y donde los derechos de las personas están sujetos a los caprichos de las autoridades.
El firme rechazo de Alberto a abandonar su actual hogar, sin una alternativa adecuada, muestra el desesperado intento de un hombre por garantizar la seguridad y el bienestar de su bisnieto.
El ejemplo de Alberto y Erick trasciende la tragedia personal y refleja un dilema social donde la compasión y la justicia están ausentes en la ecuación gubernamental.
Su situación nos interpela a todos los cubanos y nos obliga a mirar más allá de las estadísticas, viendo el rostro humano detrás de cada caso social.
En 2021, Erick presentaba varios tumores a consecuencia de un linfoma no Hodking que le diagnosticaron en 2017. Este dato es una muestra de lo deficitaria que es la asistencia médica en la isla, incluso con los pacientes más pequeños, que quedan una y otra vez abandonados a su suerte y desprotegidos por el Estado.
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