Régimen propugna transformación digital sin cubrir necesidades básicas de las telecomunicaciones

Las telecomunicaciones cubanas tienen un reto mucho más difícil por delante y es una mejor gestión comercial que verdaderamente acerque el servicio al pueblo.

Personas en La Habana © CiberCuba
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Este sábado 9 de marzo, se realizó el balance anual del Ministerio de Comunicaciones de Cuba (Mincom) y parecería una noticia intrascendente si no provocaran desconcierto las revelaciones de que los temas tratados fueron desde la “introducción de la televisión digital terrestre y el mejoramiento de la infraestructura para fortalecer la señal fija y móvil”, así como “la transformación digital y la informatización y digitalización de procesos y servicios de la sociedad”.

En un país donde los televisores son comercializados en monedas inaccesibles a la mayoría de los cubanos, el otrora omnipresente CUC y el actual inaccesible MLC, mientras los celulares y las computadoras cuestan verdaderas fortunas, sin hablar de que el acceso a internet era una mala palabra hasta que en 2018 se “autorizó” llegara a los celulares y hoy no todos pueden disfrutarla, es meramente imposible hablar de informatización y digitalización.


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No obstante, la ministra de Comunicaciones, Mayra Arevich Marín, anterior presidenta ejecutiva de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA), se adelantó a mostrar los modestos adelantos en materia de telecomunicaciones, pues aunque se atreve a decir que “se ha incrementado el número de usuarios de telefonía móvil y cada vez son más los clientes que utilizan tecnologías 3G y 4G”, no menciona la escases de teléfonos y líneas celulares a precios accesibles, la inmensidad de interrupciones en las línea fijas y la falta de recursos para la operación.

La ministra alabó los adelantos y avances en materia de telecomunicaciones y conectividad ofrecidos por la instalación, en conjunto con la empresa francesa Orange S.A., del cable submarino de fibra óptica Arimao, bautizado por la localidad cienfueguera por donde pasa hasta la isla de Martinica, aunque no tuvo tiempo de reseñar el preocupante envejecimiento de todo el soporte de telecomunicaciones tanto fija como móvil que provoca constantes problemas de cobertura, a lo que se une el peligro de las radiobases ante los constantes cortes de electricidad.

Respecto a la televisión digital terrestre, Arevich informó que gracias a un donativo del gobierno de China se avanza en el proceso de apagón analógico, pues para los primeros meses de este 2024 se avanzará en la extensión de la señal digital, sin explicar qué van a hacer los ancianos que no pueden comprar una caja decodificadora de señal digital cuando estas escasean y se venden en el mercado negro a precios exorbitantes, aunque se ensamblen en Cuba.

Para diluir el informe con datos intrascendentes para las necesidades del pueblo, la funcionaria cambió el tema hacia “la importancia de los portales gubernamentales, ya que actualmente hay 263 entre los Organismos de la Administración Central del Estado, los gobiernos locales y las entidades, pero solo el 35 por ciento de la población interactúa con ellos”. ¿En algún momento se preguntarán por qué?

Más adelante, enumeró entre los aspectos positivos el aumento en el uso de firmas digitales, especialmente entre los contribuyentes de la oficina tributaria, el incremento de trámites digitales, aunque han sido impresos un millón de sellos que se reservan para momentos determinados. También se jactó de que la plataforma de comercio electrónico Transfermóvil, herramienta ampliamente utilizada y gran recepción de la gente, ya cuenta con más de cuatro millones de usuarios.

Como colofón, la ministra habló de “los retrasos en las transferencias telefónicas, la mala señal de los teléfonos móviles en algunas zonas y la lentitud en la entrega de paquetes internacionales”, así como las “soluciones informáticas que tributen a mejorar la calidad de vida de las personas, desde la ciberseguridad, la analítica de datos, la inteligencia artificial (IA)”, en lo que se trabajará en este 2024 “Ante la escasa informatización de procesos y la poca percepción de riesgo en el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC)”.

El presidente Díaz-Canel, presente en la reunión, “confirmó que las telecomunicaciones cubanas cuentan con una fuerza laboral altamente calificada que debe capacitarse constantemente, porque en ella se basa gran parte del desarrollo del país”, pues “a pesar de la disminución de las inversiones y exportaciones de bienes y servicios, se trata de un sector significativamente avanzado que presenta cifras impensables desde el punto de vista de la digitalización hace una década”.

El mandatario, fiel a su libreto, “llamó a fortalecer la unidad a través de las TIC y su correcto uso” y a “Brindar espacio de diálogo a todas las personas a través de los más diversos medios de comunicación, una manera de participación y control popular que conducirán al perfeccionamiento de la gestión de Gobierno”.

También el primer Ministro de la República, Manuel Marrero Cruz, quiso aportar algo en el cónclave, afirmando que “las telecomunicaciones cubanas juegan un papel clave en la revitalización de la economía y tienen un impacto directo en la calidad de vida de la población” y que “se debe prestar la mayor atención posible a la ciberseguridad con sistemas más sólidos que protejan los datos personales de cada uno de los usuarios”.

Las telecomunicaciones cubanas tienen un reto mucho más difícil por delante y es una mejor gestión comercial que verdaderamente acerque el servicio al pueblo, mantener el funcionamiento de los equipos y plantas telefónicas, reparar las innumerables interrupciones y en vez de captar nuevos abonados hacer funcionar los que existen, con una oferta de equipos y servicios en moneda nacional y no solo apostando a las recargas internacionales por su carga de divisas.

Mientras tanto, la obsesión compulsiva del poder solo los lleva a promover la ciberseguridad, en una empresa que en el pasado se caracterizó por la atención a los trabajadores, hoy, a pesar de ser la locomotora económica del país por sus niveles de ingresos, apenas puede garantizar el transporte obrero, los operadores y linieros deben trabajar con una escases de recursos atroz, sin la alimentación de otros años, cuando las intoxicaciones alimenticias eran algo impensable.

Desde el punto de vista logístico administrativo, muchos trabajadores de las telecomunicaciones deben laborar con uniformes ajados y recortes de electricidad, con medios de cómputo lentos y obsoletos en medio del bloqueo de los puertos USB, sentados en sillas mal tapizadas y tímidos aumentos salariales que pretenden frenar el éxodo masivo de excelentes especialistas que ven en el sector privado la solución a su acuciante problemática económica.

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