La violencia sigue ganando terreno en Cuba. La justicia de la Isla acaba de condenar a 28 años de prisión al asesino de un campesino de Guisa (Granma), que fue torturado, ahorcado y quemado en abril de 2023. De las cuatro personas que participaron en el crimen solo una ha ingresado en prisión, según cuenta a CiberCuba el joven al que la Policía consideró el principal sospechoso del caso, Y. B., que vio a la víctima dos horas antes de que desapareciera.
"Lo vi por última vez el 6 de abril. Le dejé comida de mi cumpleaños", cuenta desde México. Él lamenta que el juez haya dado por buena la versión de que la víctima fue torturada después de su fallecimiento, por lo que no pudo dolerle que le hubieran cortado el labio, una oreja o que lo quemaran.
El cuerpo de Elio Suárez Martínez, de 52 años, fue encontrado el 28 de abril de 2023 y lo enterraron ese mismo día. Estaba oculto en la finca que tenía en la Sierra Maestra. Debajo de los restos calcinados había un pomo que contenía restos de un producto utilizado para inmovilizar animales, con el que fue paralizada la víctima.
Según la versión de los hechos de Y.B., el campesino asesinado era su vecino y fue asaltado por otros cuatro vecinos de entre 25 y 28 años para robarle. Entre ellos identifica a Daniel M. M., de 27 años, a su hermano y a Wilbert V. Todos fueron juzgados el pasado 7 de diciembre de 2023. La sentencia salió hace un mes.
"Lo mantuvieron por 16 días vivo inyectado con algo para que perdiera su movilidad. Le cortaron el labio de arriba, una oreja, la lengua..." y se lo quitaron todo: dinero, ropa, comida, animales, teléfono y hasta la libreta de abastecimiento.
"Lo ahorcaron con el cinto de él mismo y con un alambre de figa (púas)". No les bastó con eso y "le pegaron candela", escribió en un primer contacto con CiberCuba.
Poco después, las cuatro personas que participaron en el crimen fueron detenidas. A uno de ellos, que quedó en libertad, le encontraron en su casa las pertenencias de Elio Suárez Martínez, pero sólo ingresó en prisión el que confesó que lo había ahorcado. Esta persona es la que ha sido condenada a 28 años de cárcel. El resto permanece libre porque aunque admiten que lo torturaron, esas torturas se habrían producido después de muerto el campesino por lo que, según el juez, "no le dolió".
"Ya no se puede vivir en ese país. Por lo que tanto luchó, lo asesinaron", dice Y.B., que asegura que estuvo dentro de la investigación al ser el principal sospechoso. Poco después, a los cuatro meses del crimen, abandonó Cuba y ahora está en México, a la espera de cruzar a los Estados Unidos.
El conflicto entre Elio Martínez y sus asesinos empezó porque él tenía muchas tierras y sus torturadores vivían a uno y cuatro kilómetros de su casa, pero mantenían a sus animales en las tierras de Elio. Este les pidió que los recogieran porque iba a sembrar calabazas y a sus asesinos no les gustó.
Elio Martínez era padre de dos hijas, una residente en Guisa y la otra, en Media Luna. Él era el único sostén de una familia con varias personas mayores que padecen demencia y enfermedades graves. Todas están a cargo de una hermana, que además, tiene un hijo en la cárcel. "El padre está loco, el hermano está loco, tiene una hija con problemas en el interior, un hijo preso... No sé cómo puede vivir", lamenta Y.B.
Este tipo de crímenes no son un caso aislado en Cuba. El propio Y.B. asegura que en la Sierra Maestra se producen muertes continuamente, pero no con la crueldad utilizada con Elio Martínez. De hecho, los propios asesinos colaboraron en la búsqueda del cadáver.
El día 12 de este mes de marzo, un joven de Jicotea, Ciego de Ávila, fue asesinado tras ser confundido con otra persona. El fallecido era padre de una niña de apenas cuatro meses. Tras darse cuenta de su error, el criminal se entregó a la Policía.
Un día antes, otro hombre falleció tras sufrir varias puñaladas en el interior de su casa, en el municipio de Regla, en La Habana. El móvil del crimen fue nuevamente el robo ya que la víctima se dedicaba a cambiar dólares. Le quitaron el celular, dinero en efectivo y un reloj. Antes de abandonar la vivienda, los asesinos esparcieron detergente por el suelo para borrar las huellas y dificultar la investigación policial. Esa misma noche mataron a otro joven, también en Regla, para quitarle el teléfono.
El 10 de marzo otro joven murió tras recibir tres puñaladas en el barrio de Chicharrones, en Santiago de Cuba. Al parecer, el asesino había tenido otros encontronazos con la víctima, que recibió las heridas de arma blanca al caer al suelo.
Los asesinatos por robos o ajustes de cuenta son cada vez más comunes en Cuba. Ese es uno de los motivos por el que en La Habana la gente evita salir de noche y las calles se ven desiertas en cuanto cae la noche.
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