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El Estado Islámico (IS) reivindicó este viernes la autoría de un atentado en una sala de conciertos cerca de Moscú que ocasionó la muerte de al menos 40 personas y dejó más de un centenar de heridos.
En un comunicado posteado en Telegram por la organización terrorista se afirma que "combatientes del Estado Islámico atacaron una gran reunión de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, matando e hiriendo a cientos de personas y causando una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases a salvo".
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El hecho, considerado el ataque terrorista con más número de muertos y heridos perpetrado en el territorio de Rusia, ha conmocionado a millones de personas en todo el mundo, que cuestionaron si tendría que ver con el conflicto del Kremlin contra Ucrania o si sería por motivos religiosos.
IS indicó que la masacre de Moscú se debió a motivos religiosos, por eso habrían elegido un "evento de cristianos" en el aniversario de la caída de su "califato".
Por su parte, Kiev se apresuró a decir que "no tiene nada que ver" con el hecho: "Desde luego, Ucrania no tiene nada que ver con el tiroteo o la explosiones en Crocus City Hall. No tiene ningún sentido", señaló el asesor de la Oficina de la Presidencia ucraniana Mijailo Podoliak en un mensaje en la red social X, citó el diario El Mundo.
El consejero presidencial dijo con suspicacia: "Ucrania nunca ha recurrido a métodos terroristas" para combatir a Rusia, mientras que ha sido "la propia Rusia" la que en ocasiones anteriores "ha atacado a sus propios ciudadanos para iniciar 'acciones antiterroristas' contra grupos étnicos que protestaban".
"No cabe la menor duda de que los sucesos en las afueras de Moscú contribuirán a un fuerte aumento de la propaganda militar", que incluirá la "justificación de ataques genocidas contra la población civil de Ucrania", afirmó por su parte el presidente Vladimir Zelenski.
El asesor del mandatario ucraniano también afirmó que mucho antes del tiroteo de este viernes en la capital rusa, "habíamos oído advertencias públicas de las embajadas extranjeras en Moscú sobre la posibilidad de tales excesos sangrientos".
El pasado 7 de marzo la Embajada de Estados Unidos en Moscú advirtió de un riesgo "inminente" de ataque terrorista contra grandes concentraciones en la capital rusa, y recomendó a los ciudadanos estadounidenses que evitaran las aglomeraciones.
"Estamos monitorizando informes de que extremistas tienen planes inminentes de atacar grandes concentraciones de gente en Moscú, incluyendo conciertos, y se debe aconsejar a los ciudadanos estadounidenses que se abstengan de acudir a estos lugares durante las próximas 48 horas", señaló la embajada en una alerta de seguridad publicada en su página web.
Rusia juró venganza ante el ataque, que se perpetró en una sala de conciertos dentro de un gran centro comercial, adonde llegaron varios hombres vestidos de camuflaje y comenzaron a disparar contra los asistentes y personas que estaban en el hall.
El expresidente ruso Dmiti Medvédev afirmó que Rusia "destruirá" a los dirigentes ucranianos si se demuestra que están implicados en la masacre.
"Si se establece que se trata de terroristas del régimen de Kiev (...), serán localizados y destruidos sin piedad, como terroristas. Incluyendo los dirigentes del Estado que cometió semejante atrocidad", afirmó en Telegram Médvedev, número dos del Consejo de Seguridad ruso.
Más de 2.000 efectivos militares permanecen en el lugar de los hechos.
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