El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel recordó en una de las habituales reuniones a las que asiste, que las universidades en la isla, están destinadas para los “revolucionarios”, dejando otra lista de condiciones que deben cumplir tanto estudiantes como egresados de las casas de altos estudios.
Según la fórmula dictada por el mandatario designado y citada por el oficialista diario Granma, para que un profesional salido de una universidad cubana aporte al desarrollo del país, tiene que ser revolucionario, siendo esta la cualidad principal a cumplir, y luego le suman otras como: estar preparado para afrontar procesos pedagógicos y tareas de dirección, así como poseer la inquietud de investigar e innovar ante los problemas en su medio de acción, agregó.
Díaz-Canel, que lleva desde inicios de año, fiscalizando la labor durante 2023 de sus mandos, esta vez acudió a “charlar” con los directivos del Ministerio de Educación Superior, a quienes dijo que “desarrollar competencias digitales, comunicacionales e idiomáticas”, porque “si no, no pueden enfrentar el mundo en que vivimos y no pueden aportar en lo que necesita la Revolución”.
Precisamente, como había hecho días atrás a los deportistas, el preocupado gobernante, volvió a llamar a ser más proactivos en las redes sociales.
El mandatario se refirió a ello como “intoxicación mediática” y aseguró que “exige más intención en un grupo de aspectos de la formación ideológica de estudiantes y profesores, sobre todo que tengan una posición crítica y no acrítica en las redes sociales”.
Asimismo, dijo a su auditorio que dicha “intoxicación mediática” junto a la “asfixia económica” son los “dos componentes de la política de máxima presión que aplica el Gobierno de EE. UU. para derrocar a la Revolución”.
La universidad cubana no ha estado exenta de la política de censura y represión que se exige desde las alta dirigencia cubana.
Dos ejemplos, uno en Camagüey y otro en Villa Clara, pusieron al descubierto lo importante del papel ideológico en la formación en la carrera de periodismo. Los cuales, de no cumplirse por parte de los estudiantes pueden pagarlo con la expulsión de sus estudios.
Precisamente, días después de las protestas ocurridas en julio de 2021, Díaz-Canel se dirigió a los jóvenes cubanos, a sabiendas que es el sector con más inconformidades dentro de su burbuja revolucionaria.
En ese momento les dijo, tras un trabajo voluntario en un organopónico de Fontanar, en saludo al aniversario del asalto al Cuartel Moncada, que “alguien el otro día estaba preocupado en las redes sociales: que si había una campaña para separar de las universidades o de las escuelas a los muchachos que habían estado en estos hechos”.
Les aseguró que no iba a suceder nada con ellos. “Todos esos muchachos se van a incorporar a sus escuelas, a sus universidades, se está hablando con todos. Aquí la universidad nunca ha sido exclusiva para revolucionarios o no revolucionarios, lo que sí aspiramos a que la formación que demos sea una formación revolucionaria", afirmó.
Pero del dicho al hecho hubo un gran trecho.
Recientemente, el gobernante aseguró que “la obra revolucionaria será eterna e invencible porque su pueblo lo quiere”, durante un discurso entre militares y dirigentes cubanos, reunidos para agasajar al mayor aparato de represión contra los cubanos, los órganos de la Seguridad del Estado en su 65 aniversario.
Allí aseguró, ante un auditorio repleto de represores, que la Revolución “ha contado y cuenta con hijos leales y bravos para hacer frente y derrotar sin miedo los criminales planes de un enemigo poderoso ante el cual no nos doblegaremos jamás”. El mismo enemigo que siempre culpa por los problemas que vive Cuba, sin una nueva justificación.
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