Un perro, mezcla de raza husky siberiano, fue víctima de un severo acto de violencia en Sancti Spíritus, donde su dueño lo lanzó desde un quinto piso del edificio y no bastándole esto, continuó golpeándolo hasta dejarlo inmóvil en el suelo.
El animal fue protegido por los vecinos de la comunidad quienes pidieron ayuda en las redes sociales a la Fundación Arca, en la provincia.
La presidenta de la asociación sin fines de lucro, Sinai Ramos, enfermera y activista por los derechos de los animales, acudió al rescate del perro el 8 de marzo, en medio de la noche y durante un apagón.
Johnny, es el husky que, contra todo pronóstico, resistió una caída desde lo alto de un edificio en el reparto 23 de Diciembre. Afortunadamente cayó sobre un arbusto y eso evitó que tuviera un desenlace fatal su historia.
Los activistas lo recogieron en el jardín del edificio y lo llevaron a un veterinario. Le pusieron sedantes y lo trasladaron a un hogar transitorio de acogida donde Johnny ha logrado recuperarse rápidamente, sin mostrar signos de agresividad y compartiendo con otros animales sin problema.
La comunidad se volcó en un acto solidario conmovedor, proporcionando alimentos y consuelo en medio del caos que sufrió este perro que requiere además cuidados especiales por su tamaño.
El violento incidente reabrió el debate en las redes sociales sobre la ineludible responsabilidad del Estado y la sociedad civil en la protección de los animales en Cuba.
Se evidencia una brecha que urge cerrar, entre la consciencia ciudadana y una normativa jurídica que responda con rigor y justicia ante tales actos de crueldad.
El Decreto-Ley No. 31 de Bienestar Animal, aprobado en 2021, debería ser la guía en la lucha contra el maltrato, pero se percibe insuficiente ante la realidad de un país donde el resguardo de los animales queda en tierra de nadie demasiadas veces.
Muchos cubanos piden el endurecimiento de las sanciones por maltrato animal, la implementación efectiva del decreto y que la ciudadanía deje el miedo y denuncie estos casos.
La historia de Johnny es un llamado a la reflexión, una alerta de que es hora de dejar atrás una época de sombras para estos seres vivos, animales inteligentes que son compañeros, amigos y parte inseparable de muchas vidas.
La mujer cubana que acogió a Johnny en su casa temporalmente se llama Yenia Hernández González. En su vivienda tiene otros perros y gatos.
"Cuando vi la publicación de Arca, enseguida comenté, tráiganlo para mi casa. Apenas sabía que había mordido a alguien, vine a enterarme momentos antes de llegar. Uno siempre coge miedo, pero al animal hay que saberlo tratar, buscarle la parte débil. No tengo aire acondicionado, pero ando con el ventilador detrás de él. Se cree el macho de la casa y es más que feliz", dijo en entrevista con Escambray.
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