José Frómeta Martínez, un excombatiente cubano internacionalista de 63 años, vive en una pobreza extrema en Baracoa, provincia de Guantánamo, y denunció que el régimen le ha dado la espalda.
Este señor, que durante dos años combatió en Etiopía en nombre del gobierno cubano, tiene su casa en muy mal estado, a duras penas puede subsistir y a las autoridades parece no importarles, alertó el Observatorio Cubano de Derechos Humanos el viernes último.
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“Tengo una operación en la cabeza, de un accidente que tuve, también tuve una operación en la barriga, y en estos días amanecí con la boca virada y todo lo que cojo en la mano se me cae”, explicó el señor que vive en una casa de madera en condiciones paupérrimas.
En medio de sus limitaciones físicas emplea un río cercano como fuente de abasto del vital líquido al no contar con servicio de agua potable, comentó.
A esas condiciones que comprometen su higiene se suma el alto deterioro de la vivienda, de la cual tampoco tiene papeles legales.
Aunque Frómeta decide pagar a tiempo la cotización de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, dicha organización tampoco se interesa por su precaria situación de vida.
Además de combatiente internacionalista, Frómeta trabajó en Moa, en Cienfuegos y por último en la ciudad de Baracoa. Sin embargo, denunció el señor que no recibe ningún tipo de asistencia social, ni por años de trabajo ni por ser luchador en Etiopía.
“Tuve una chequera por la operación que tuve en la cabeza, pero aquí en Baracoa recogieron una vez un montón de chequeras y ahí se fue la mía también, y de ahí para acá, nunca más”, detalló y añadió que en la actualidad vive del arreglo de zapatos, de la leña que logra recopilar y algunas materias primas que recicla.
Frómeta Martínez explicó que una vez pidió algunas tejas y puntillas para su techo, que él mismo buscaría la madera en el monte y colocaría la cubierta, actualmente llena de goteras; sin embargo, el gobierno una vez más le negó la ayuda.
La lista de personas defraudadas y desamparadas por el gobierno cubano no deja de crecer, un panorama marcado por la mayor crisis económica que ha vivido la nación en sus últimas seis décadas.
Dicha escasez se ensaña con especial agresividad en las personas mayores pues la propia edad los hace más susceptibles por la ausencia de medicamentos y alimentos.
Recientemente otro excombatiente de la revolución no disimuló su decepción y frustración con el régimen y su incapacidad de manejar el país.
“Yo luché para tener de todo en la vida, para que todo el mundo que tenga. Todo el mundo a tomar leche, todos los niñitos…”, denunció el señor de la tercera edad y residente en la provincia de Matanzas.
El anciano puso como ejemplo concreto y doloroso que no haya algo tan elemental en Cuba como leche para el pueblo y que luego sí haya en Varadero u otros lugares turísticos.
Similar situación presentó una anciana cubana residente en Escondida, un poblado rural a 90 kilómetros de Holguín, quien admitió no tener comida ni para ella ni para su esposo.
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