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La comunidad cubana de Iquique, una ciudad costera ubicada al norte de Chile y al oeste del desierto de Atacama, pidió ayuda este domingo para dar sepultura a una villaclareña de 82 años, que falleció el sábado de un infarto. Se llamaba Ana Lydia González Torres y había llegado recientemente a ese país. En el momento de su muerte no tenía sus papeles en regla. Su hija tampoco. El cuerpo estuvo el primer día tras el deceso en el hospital, pero tenían que sacarla en 24 horas y la familia estaba desesperada, según informó a CiberCuba un compatriota.
Los familiares que la sacaron de Cuba no tienen recursos para enterrarla o cremarla y piden ayuda a todos los cubanos. "De todo corazón pedimos la colaboración de aquellas personas que puedan ayudar con algún aporte monetario o les ayuden a realizar alguna gestión donde se pueda dar santa sepultura a esta señora", pidió en Facebook Yoany Lemus, miembro del grupo Cubanos en Iquique, que explica y aporta número de cuenta y de teléfono para hacer llegar la ayuda a la familia.
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La semana pasada, el abogado experto en inmigración, Willy Allen destacaba en una entrevista concedida a CiberCuba que le están llegando casos de cubanos mayores que emprenden la aventura migratoria con más de 65 años, una edad en la que habitualmente cuesta mucho trabajo conseguir un empleo ya que en el caso de Europa coincide, en condiciones normales, con la edad de jubilación.
La grave situación de crisis económica que vive la Isla está desplazando a los mayores, que a edades muy avanzadas emigran con sus hijos o nietos. Los hay que incluso han hecho la travesía por la selva del Darién. Es el caso de Eneida Milián, de 81 años, que en 2019 murió arrastrada por la corriente de un río intentando cruzar la frontera de Colombia y Panamá para llegar a la frontera de Estados Unidos. La familia, que había conseguido asilo en Trinidad y Tobago, dormía a la orilla de un río durante el trayecto a Estados Unidos y en una crecida la anciana desapareció. "A mi madre se la tragó el Darién", dijo su hija.
Mejor suerte corrió Esther García, de 86 años, que en 2022 con artrosis severa, cuatro quistes y un bastón hizo el recorrido hasta Estados Unidos desde Nicaragua. Según dijo, ella no tenía tiempo de esperar a que le llegaran los permisos para reunirse con su familia e hizo el trayecto sola. Por el camino muchos le ayudaron, incluso a cruzar el Río Bravo.
También en 2022 una abuela cubana de 82 años hizo la ruta migratoria junto a su nieto, lo que despertó al admiración de muchos cubanos que le dijeron que ella era más brava que el río.
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