El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel llegó este martes a Rusia en una visita que el régimen de La Habana tampoco anunció con antelación y que servirá, según la cancillería cubana, “para abordar prioridades de la agenda bilateral”.
Al igual que su anterior compromiso internacional, la cumbre del ALBA celebrada a finales de abril en Venezuela, el viaje del también primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) fue anunciado sin anticipación alguna.
Sin embargo, a diferencia de la cita de Caracas, Díaz-Canel acudió este martes a Moscú acompañado de su esposa, la funcionaria Lis Cuesta Peraza, quien sigue ostentando una representación institucional de “primera dama”, de la que el propio gobernante se encargó de despojarla.
La agenda del inquilino del Palacio de la Revolución incluye un encuentro con el gobernante ruso Vladimir Putin -que toma posesión de un cuarto mandato tras ganar la farsa electoral celebrada a mediados de marzo- y se extenderá hasta el jueves 9 de mayo, fecha en la cual el aliado caribeño festejará el “79 aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patria”.
Respondiendo al llamado del Kremlin, o lo que el ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) denomina en su comunicado “una invitación extendida por su homólogo ruso”, Díaz-Canel volvió a subirse al Il 96 de Cubana de Aviación con Lis (a) Cuesta(s) y una extensa comitiva que incluye al canciller Bruno Rodríguez Parrilla.
Además, acudieron a la cita el jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del PCC, Emilio Rodríguez Losada, el viceministro primero de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX), Oscar Pérez-Oliva Fraga, el embajador acreditado en Moscú, Julio Garmendia Peña, y otros funcionarios de la cancillería cubana.
La visita coincide con la realización, el 8 de mayo en Moscú, de una reunión de la Unión Económica Euroasiática (UEEA), de la cual Cuba ostenta la condición de Estado observador desde el 11 de diciembre de 2020.
Esta será la primera vez que el gobernante designado por el dictador Raúl Castro participe de forma presencial en el Consejo Supremo de la organización, a la que el gobierno cubano estaría dispuesto a ceder terrenos por 50 años en la Zona Especial de Desarrollo (ZED) del Mariel.
El jueves, Díaz-Canel asistirá al desfile militar y otras actividades conmemorativas de la fecha patriótica que Rusia celebra ahora exclusivamente con sus aliados, quedando atrás los tiempos en que la tribuna de la Plaza Roja acogía a los líderes de las democracias occidentales, ahora enfrascadas en ayudar a Ucrania a repeler la agresión rusa y recuperar el territorio ocupado.
Con el escenario de fondo de un recrudecimiento de los bombardeos y ataques con misiles de Rusia, las criminales acciones de Putin serán aplaudidas por su cómplice de La Habana, que ya se encargó de reverenciar su llegada al poder en unas elecciones que extenderán su dominio hasta 2030.
En su tercer viaje oficial a Rusia como gobernante cubano, Díaz-Canel continúa profundizando la relación asimétrica y de dependencia del régimen cubano a la oligarquía de Moscú y su mafioso entramado político-militar.
Con su talante genuflexo, el líder de la llamada “continuidad” seguirá sometiendo a la nación al deshonor y la complicidad con el poder imperialista ruso, y pisoteando una vez más la dignidad y la soberanía del pueblo cubano, a cambio de estratégicas migajas para que la cúpula dictatorial permanezca en el poder.
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