Un niño cubano vende artículos de segunda mano para sobrevivir en la misma acera de La Habana donde el dictador Fidel Castro proclamó el "carácter socialista de la revolución".
El fotógrafo cubano Pedro Luis García –cuyas imágenes de El Vedado en los últimos meses han sido un testimonio de la crisis generalizada en la isla–, cuestiona el discurso del régimen que se ha sostenido sobre la creencia de que "nadie quedará desamparado" y recuerda la encendida declaración de Castro en 1961, cuando aseguró que en Cuba habría "una Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes".
Esa afirmación es desmentida por la imagen, que muestra a un niño sentado en uno de los portales de 23 y 12, vendiendo lo que parece ser un sombrero, un monedero, un pantalón infantil, un cinturón y otros artículos de uso para sobrevivir en el actual clima de inflación y pobreza extrema en la isla.
"NADIE QUEDARÁ DESAMPARADO, EN LA MISMA ESQUINA DONDE SE DECLARÓ EL CARÁCTER SOCIALISTA DE LA REPÚBLICA. A LOS PIES DEL MONUMENTO, SE HACE VISIBLE LA SOBREVIVENCIA TODOS LOS DIAS. 23 y 12", lamentó en Facebook.
En los últimos meses han trascendido decenas de historias que evidencian que, en el contexto de extrema pobreza reinante en Cuba, los niños cubanos deben comenzar a trabajar para apoyar a sus familias.
El pasado año conmovió la historia de un niño que vendía huevos de codorniz para ayudar a su abuela en Guisa, provincia Granma.
También se viralizó un menor que vende refrescos para ganarse en la vida en una calle de Centro Habana.
Asimismo la imagen de un niño vendiendo torticas en las calles de Arroyo Naranjo desató un amplio debate en redes sociales sobre la actual situación de los menores de edad en Cuba, imposibilitados de escapar a la crisis reinante.
"La realidad de los niños en Cuba. Este niño cubano trabaja para poder ayudar a sus padres", reseñó el perfil de Instagram de Cubanos por el Mundo.
En el apartado comentarios de la publicación, varios internautas apuntaron que no es que sea malo, pero un niño a esa edad debería estar jugando y no trabajando, además de que esa imagen se aparta de la protección a los menores que el gobierno de Miguel Díaz-Canel proclama.
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