Tras su junta de asociados, el Proyecto sociocultural Cabildo Quisicuaba, una asociación espiritista cubana, prometió salvar a la revolución, aunque sin ahondar en los supuestos peligros que corre.
“Celebrada la Junta General de Asociados de la Institución Religiosa Quisicuaba. Ratificamos nuestro compromiso por vocación espiritista de salvar la patria, la revolución y el socialismo”, dijeron en una publicación en la red social X.
Quisicuaba es una asociación con nexos comprobables con los altos dirigentes de la cúpula gubernamental cubana. Las visitas del designado mandatario Miguel Díaz-Canel, de ministros del gobierno y de funcionarios estatales dejan una huella de esos vínculos.
La primera en felicitarlos, tras la mencionada reunión fue Lis Cuesta Pedraza, la esposa del gobernante cubano, quien en un mensaje de respuesta los agasajó por su evento.
Según un reportaje del portal digital 14 y Medio cada vez que atienden allí a los medios, incluso internacionales, “el Gobierno ensalza la labor ‘social’ de Quisicuaba”.
Su director Enrique Alemán, quien, además de espiritista, es diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), ha expresado que esa labor social de Qusicuaba se justifica en el trabajo con los grupos poblacionales empobrecidos de la capital, un número que cada vez va en crecimiento en la isla.
Alemán ha dicho que, en un reportaje del portal oficialista Cubadebate, que ofrece comidas a más de 4,000 deambulantes y personas “vulnerables” al día en un comedor en La Habana.
No obstante, al hacerse eco de esa cifra, 14 y Medio especifica que si se diera por cierta esta cifra, supondría alimentar tres personas por minuto durante las 24 horas del día seguidas.
Su comedor social está ubicado en la calle Maloja, en Centro Habana, y “se esfuerza en garantizar que el régimen no quede mal parado”.
También cuentan con un “centro de vida asistida” en San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, que construyeron a partir de un preuniversitario rural abandonado, en donde residen 113 personas y esperan recibir pronto a otras 24. Todos eran atendidos previamente en el comedor habanero y tras la apertura del “campamento” llegaron a las instalaciones.
“Una de nuestras premisas fundamentales radica en el autoabastecimiento, incluyendo nuestro comedor social. Para ello solicitamos tierras ociosas a la agricultura y ya producimos carbón para la cocción de los alimentos. Además, cosechamos plátano, boniato, malanga, calabaza, yuca y frijoles. También tenemos un organopónico y un módulo pecuario”, dijo Yadelkis Hernández Morales, la directora del centro.
En palabras de estos funcionarios, Quisicuaba no representa un dependiente económico del gobierno, aunque le deja algunos créditos simbólicos que los representantes del régimen aprovechan a su favor.
En un reportaje de 2021, publicado en el oficialista periódico Trabajadores, Alemán señalaba que han “acompañado la obra de la Revolución, de ahí nuestro esfuerzo por ayudar a los demás, sobre todo a los adultos de la tercera edad, las madres solteras, los habitantes de calle, los hombres y las mujeres con VIH. De la puerta para afuera nos identifican como un proyecto, pero aquí dentro nuestra esencia es la práctica del bien y el amor al prójimo”.
Sin embargo, a pesar del altruismo que se endosa Quisicuaba, el crecimiento de mendigos y personas pobres en Cuba, es una situación que rebasa su empeño.
Aunque cercanos al régimen, los integrantes de este proyecto social con carácter político, deben saber que, según el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), en Cuba se han registrado 3 mil 690 personas deambulantes entre el año 2014 y el 2023.
Una cifra enmascarada que no incluye a aquellos que por diferentes razones, han tenido que recurrir a mendigar frente a las iglesias, o ante los pocos turistas, que cada año llegan a la isla caribeña. Tampoco están allí los que por los altos precios, la escasez de alimentos y los bajos salarios en las pensiones han tenido que recurrir a “bucear” en la basura, en busca de un sustento para sus frágiles estómagos.
Definitivamente, los números son un aliado necesario para respaldar todos estos argumentos, sobre todo cuando se tiene en cuenta que en el Censo de Población y Viviendas del año 2012, el último que se ha efectuado en Cuba, se contabilizaron más de mil 100 personas que vivían en las calles. Para el 2015, la cifra aumentó hasta los 1,261, refiere un reporte del periódico Trabajadores.
Por su parte, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) denunció en septiembre de 2023, el preocupante incremento de la pobreza extrema en Cuba.
La organización no gubernamental detalló en el VI Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, que "el 88% de los cubanos vive en pobreza extrema, un 13% más que en 2022".
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