El gobernante Miguel Díaz-Canel volvió a salir en defensa del sistema político cubano y de la aprobación de sus leyes por unanimidad en la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), algo que consideró propio de una “rara dictadura” como la cubana, guiada y movida por los intereses del pueblo.
En el discurso de clausura del tercer período ordinario de sesiones de la X Legislatura de la ANPP, el también primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) justificó el procedimiento de ratificación de leyes del parlamento cubano, al que tantas veces se le ha criticado la “unanimidad” exhibida, sin oposición abierta ni votos en contra, propio de las farsas democráticas exhibidas por los regímenes totalitarios.
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“La Asamblea Nacional, suma y síntesis del país que somos, vota unánimemente casi todos sus acuerdos. Eso provoca no pocas críticas de quienes desconocen que detrás de esa unanimidad se acumulan largas e intensas jornadas de trabajo, de debate y de búsqueda de consenso en función del interés colectivo”, dijo Díaz-Canel.
Acorde al gobernante designado por el general Raúl Castro, la unanimidad del voto de los parlamentarios cubanos esconde un arduo proceso de “debate y búsqueda de consenso” que supuestamente refleja la diversidad de opiniones de los ciudadanos y electores representados por los diputados de la ANPP. Sin embargo, Díaz-Canel no reparó en que esta diversidad de opiniones y visiones de país queda anulada al adoptarse las leyes por unanimidad.
“Creo que vale la pena decirlo. A Cuba no la dirige una persona, ni siquiera un pequeño grupo de personas. Esta es la rara dictadura que jamás podrán entender los enemigos de la revolución. La dictadura de los trabajadores. La dictadura del pueblo que representamos los aquí reunidos por elección popular”, afirmó el gobernante.
Aquellos que no consigan entender cómo funciona la “democracia” cubana (esa “rara dictadura”, según Díaz-Canel) pasan de inmediato a engrosar las filas de los llamados “enemigos de la revolución” y quedan descartados como sujetos de derechos políticos en el régimen cubano, que lleva más de 60 años aprobando leyes por Decreto o por votaciones unánimes de los diputados.
“Nos corresponde ahora cambiar lo que debe ser cambiado y avanzar en la ruta emprendida hace ya 65 años para emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos según el concepto de revolución que nos legó el comandante en jefe Fidel Castro Ruz”, reafirmó Díaz-Canel en su discurso.
Según el gobernante, en el tercer período ordinario de sesiones de la X Legislatura de la ANPP se han “discutido y acordado sobre diversos temas, todos muy sensibles para la nación cubana”, como el tope de precios impuesto a los “nuevos actores económicos”, la producción y distribución de alimentos y la corrección de otras distorsiones para reimpulsar la economía.
Además de la vaga e incoherente retórica propagandística del régimen, Díaz-Canel también tuvo palabras para criticar los sistemas políticos de las avanzadas democracias occidentales, a los que calificó de “mascaradas que se exhiben en las vitrinas del imperio”. Con su invectiva, el inquilino de Palacio descoció de un plumazo todo el apoyo y solidaridad manifestado por parlamentarios de esas mismas democracias, así como las iniciativas impulsadas desde sus escaños.
“Nunca aceptaremos como válida la mascarada democracia que se exhibe en las vitrinas del imperio, donde los candidatos son evaluados por la cantidad de dinero que se les da a los candidatos. Y donde los candidatos son los que logran recaudar y en lugar de proponer cambios reales a los grandes problemas de su país, cada cual trata de vencer a su adversario con descalificaciones e insultos”, sentenció.
Asimismo, se refirió al Congreso estadounidense como el lugar “donde legisladores honestos interesados en servir a sus comunidades están obligados a legislar al lado de auténticos bandidos, servidores de lobistas, de las armas y de otros negocios infames como esos que han sostenido durante décadas las políticas contra Cuba como si fuera un asunto de política interna”.
“Si algo nos honra como nación es la integración de esta Asamblea, el carácter genuinamente cubano de cada legislatura, donde no se pagan honorarios extras”, concluyó el gobernante arranco el aplauso unánime del cónclave.
La "rara dictadura" de Díaz-Canel y los malabares de la "continuidad" para legitimar el régimen totalitario heredado
En un discurso pronunciado durante la clausura del III Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) en diciembre de 2021, el primer secretario del único partido legal del país ignoró una vez más el principio de realidad y describió una Cuba asediada por "enemigos externos", pero triunfante con el apoyo y la creatividad de un pueblo alegre.
De espaldas a la realidad documentada por organizaciones no gubernamentales (ONG’s) como Cubalex y divulgada por los medios de prensa independiente y las redes sociales, Díaz-Canel negó la existencia de más de 1,000 presos políticos que permanecían tras las rejas por haber salido a las calles a manifestarse durante las protestas del 11J.
Además de negar el acoso policial, las amenazas de la Seguridad del Estado, la violencia de sus fuerzas represivas y las coacciones sobre activistas y opositores ejercidas desde el terrorismo de Estado que practica su régimen totalitario -que manipula desde los medios de comunicación públicos hasta los “actos de repudio” vecinales-, el gobernante cubano volvió a cargar contra las democracias occidentales que denuncian la represión de la dictadura cubana.
“Esta rara dictadura, cuyos supuestos desaparecidos o perseguidos suelen reaparecer paseando por ciudades europeas o norteamericanas, tiene una limpia trayectoria en el tratamiento a su población penal y tiene una moral muy alta para no aceptarles acusaciones a los mayores violadores de los derechos humanos en el mundo, dentro o fuera de su país, lo mismo en Vietnam que en Iraq o en el territorio ilegalmente ocupado por la Base naval en Guantánamo”, defendió Díaz-Canel.
Con el habitual tono triunfalista de los discursos del régimen, Díaz-Canel celebró la resistencia del pueblo cubano frente a todos los males que provocan el embargo y las campañas de desestabilización orquestadas por Estados Unidos que, según el relato oficial, solo movilizan a “mercenarios” y “confundidos”.
“Tener un solo Partido no nos convierte en dictadura; sí nos libra de las pugnas y de la corrupción política que tanto daño hacen a naciones pequeñas y pobres, donde el acceso a los cargos está permeado por los compromisos con las élites empresariales”, argumentó.
Días más tarde, durante el discurso de clausura del octavo período ordinario de sesiones de la ANPP, Díaz-Canel Bermúdez cuestionó que al régimen cubano se le calificara como una tiranía o una dictadura, y consideró que Cuba está sometida a campañas que buscan satanizar a su sistema político, presentándolo como arbitrario y despótico, sin apego a la Constitución vigente.
Además, hizo alardes de democracia al referirse al nuevo Código de las Familias, una ley que, según él, sólo era “posible en democracia y que afianza nuestra voluntad de promover, reconocer y proteger los derechos humanos y la diversidad”.
Asimismo dijo que quienes califican a Cuba como un “Estado fallido (...) intentan ponerle etiquetas a esta revolución, que en "sucesivos actos de creación heroica se ha convertido en un ejemplo”.
“La Cuba del siglo XXI es a la que denigran y bloquean. Es la misma Cuba que progresa en el perfeccionamiento de su ordenamiento jurídico, consumando los mandatos constitucionales”, añadió.
Al día siguiente de las históricas protestas del 11 de julio de 2021 (11J), el gobernante negaba que el gobierno fuera “ineficiente” y que en la isla hubiera una dictadura.
“No me estés diciendo que la culpa es del gobierno ineficiente, del gobierno brutal o dictadura... ¿Cuál es la dictadura que hay en Cuba?”, preguntaba Díaz-Canel durante un encuentro informal con la prensa oficialista en San Antonio de los Baños, localidad de Artemisa que encendió la mecha de las protestas.
“La dictadura que es para que todo el mundo esté un poco mejor, la dictadura que hacemos para todos. Esa es la dictadura...”, se respondió a sí mismo Díaz-Canel; que argumentó que lo vivido en la jornada de protestas era “una expresión de cuánto se intenta desacreditar, de manipular a las personas cuando están en situaciones de vulnerabilidad”.
El gobernante aludió a un discurso de "doble rasero" y emplazó al gobierno de Estados Unidos a levantar "el bloqueo" si queía "que el pueblo cubano esté mejor".
“Se hace todo eso para desacreditar, para desmontar, para provocar y nosotros vinimos aquí para, junto a los revolucionarios de este pueblo, demostrar que aquí la calle es de los revolucionarios, y que aquí ningún gusano ni ningún contrarrevolucionario nos va a tomar las calles. Y si provocan, vamos a enfrentarlos. Estamos dispuestos a dar la vida por esta revolución”, dijo Díaz-Canel, mientras era vitoreado por un grupo de personas.
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