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París 2024 se viste de largo. Ya es un hecho que los trigésimo terceros Juegos Olímpicos han echado a andar, y con ellos varios son los deportistas del mundo que inscribirán legendarias historias; uno pudiera ser el cubano Mijaín López, uno de los favoritos a alcanzar su quinta corona consecutiva en seis ediciones bajo los cinco aros.
La mole de Herradura mira con optimismo su quinto cetro olímpico tras caminar seguro por sus últimas cuatro presentaciones en estas citas cuatrienales.
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Recordemos que Mijaín debutó con 22 años en Atenas 2004 y cayó en cuartos de finales ante el ruso Khasan Baroex, quien a la postre se convirtió en el último campeón olímpico de peso máximo antes de la "era" Mijaín López.
En Beijing 2008 el muchacho de amplia sonrisa y modestia a flor de piel iniciaría su exitoso andar por citas estivales.
Ninguno de sus rivales pudo marcarle un punto; así salieron cabizbajos el bielorruso Siarhei Artsiukin, el armenio Yuri Patrikeyeb, el sueco Jalmar Sjoberg y en la final, su vencedor de cuatro años antes: el ruso Khasan Baroev que esa vez no pudo con el gigante vueltabajero.
Londres 2012 lo reafirmó en la cima, pues ganó también de forma aplastante a sus cinco rivales, entre ellos en semifinales a uno que llegó a preocupar a muchos menos al cubano: el turco Riza Kaayalp. En la final completó su actuación derrotando al estonio Heiki Nabi.
Una anécdota inolvidable para mí fue la entrevista que le realicé ese día del segundo triunfo del cubano al tricampeón olímpico el ruso Alexandr Karelin, quien me aseguró que “Mijaín era bueno, pero no para ganar tres veces los Juegos Olímpicos”.
Cuánto diera yo por poder conversar con Karelin a ver si me dice que no puede ganar su quinto metal dorado! Me imagino que no se atrevería.
Entre Río 2016 y Tokio 2020 (2021) sumaría otros nueve triunfos sin que sus adversarios pudieran marcarle.
En las finales de una y otra competencias, el cubano superaría a su sempiterno rival, el turco Kayaalp, y al georgiano Iakobi Kajaia.
Afortunadamente he podido compartir con Mijaín varios eventos de importancia, sus tres primeros Juegos Olímpicos, versiones de Panamericanos, entrenamientos y siempre me ha parecido un niño grande, inspirador de sus compañeros.
Llegó a la selección nacional muy jovencito y lo apodaron “el niño”. Niño que compartía habitación en sus viajes al exterior y en el Cerro Pelado con otro extra-clase luchador, el doble titular olímpico Filiberto Azcuy, de quien aprendió su combatividad, nunca teniendo en cuenta rivales.
Mijaín reconoce también al monarca olímpico de Barcelona 92 en su categoría, Héctor Milián, como un padre y maestro.
París abre sus brazos a la destreza, inteligencia, vigor del músculo y al intelecto… París pudiera ser testigo de una hazaña inconmensurable: ¡el quinto título olímpico de Mijaín López!
Esta vez, ante las ausencias del turco Riza Kayaalp y del ruso Serguey Semenov, el principal rival será el joven iraní Amin Mirzazadeh, con un estilo basado en grequear y empujar con lo que según el experimentado entrenador y ahora analista Daniel Gómez, no superará a Mijaín, máxime cuando lleguen a luchar en tierra.
¡Muchas armas tiene el nuestro para imponerse aún en su veteranía de 42 años!
Primero bajo la égida de la dupla de Pedro Val y Carlos Ulacia, y ahora con otro binomio que agarró muy bien el batón, Raúl Trujillo y Héctor Milián, Mijaín López ha escrito una página gloriosa en la historia olímpica que tendrá su epílogo el próximo cinco de agosto, fecha en la que los gladiadores de los 130 kilos tomarán por asalto el colchón parisino.
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