Días después del trágico incidente que terminó con la vida del médico cubano Yoel Roberto Nápoles Ravelo, de 32 años, abatido a tiros por policías en Louisville, Kentucky, su familia cuestionó la respuesta policial y reveló que él había pedido ayuda porque sufría un episodio de salud mental, sin embargo, “nunca lo ayudaron, sólo le dispararon”.
El pasado 25 de julio, alrededor de las 9:30 p.m., oficiales de la Policía Metropolitana de Louisville (LMPD) respondieron a una llamada por problemas en la cuadra 6600 de Eagle Wood Drive, en un vecindario en el suroeste de Louisville. Allí residía Nápoles Ravelo con su familia.
Entrevistado por la estación televisiva WDRB, afiliada a la cadena Fox, Joel Nápoles Gómez, padre del joven cubano, relató los últimos momentos de su hijo, antes de que tres agentes policiales le arrebataran la vida, delante de su familia.
Nápoles padre contó que, luego de despertarse ese día, su hijo “parecía nervioso” y comenzó a limpiar todo.
“Pensamos que algo estaba pasando. Durante todo el día, él estuvo concentrado en entrar y salir del garaje, entrar y salir de casa, entrar y salir del auto. Cada vez que lo hacía, estaba muy nervioso”, señaló el padre, auxiliado por un intérprete. Aseguró que intentaron calmarlo mientras avanzaba la tarde, pero la situación siguió empeorando.
El joven cogió sus teléfonos e intentó llamar al 911. Según su familia, empezó a hacer mucho ruido, por lo que le ofrecieron leche y un baño; pero él siguió entrando y saliendo.
“Lo que no queríamos es que llegara la policía, porque a veces las cosas se pueden sacar de contexto”, afirmó el padre.
De acuerdo con su testimonio, a la casa llegó un primer agente de policía y, cuatro o cinco minutos después, arribó otro.
Mientras la madre y la hermana del joven salieron por la puerta trasera de la vivienda para decirles a los oficiales que necesitaban ayuda para calmarlo, el padre se quedó dentro con él.
En ese momento, se percató de que su hijo había cogido un cuchillo. “Y le grité: ‘Yoel, ¿qué estás haciendo? Tienes que devolverlo’. Así que procedió a devolver el cuchillo”, reveló.
Según el informe de la policía, los agentes le ordenaron varias veces que soltara el cuchillo, pero él se negó a hacerlo.
La familia señaló que el joven no tomaba ninguna medicación, pero estaba haciendo fisioterapia luego de sufrir un accidente de auto en Miami. Según sus familiares, él pidió ir al hospital.
Asimismo, revelaron que Nápoles Ravelo sólo había tenido dos episodios anteriores como éste en el pasado, pero nunca al nivel del que sufrió el 25 de julio.
“La policía me dijo que iban a neutralizarlo”, declaró su madre Norgeris Ravelo Alarcón a WDRB. “Nunca le ayudaron. Sólo le dispararon”.
“Sabían que lo que habían hecho estaba mal”, añadió el padre. “Sólo tenían que neutralizarlo y no dispararle”.
Sin embargo, el jefe interino del LMPD, Paul Humphrey, declaró a la prensa que los oficiales usaron pistolas Taser y balas de goma para intentar detener al joven cuando se aproximó a ellos, pero luego abrieron fuego contra él y lo mataron.
El lunes de la semana anterior, el Departamento de Policía de Louisville identificó a los tres agentes que dispararon contra el cubano como Matthew Forbes, Garret Schmeltz y Kendrick Eaves, de la 3ª División.
Nápoles Ravelo se graduó de Medicina, con título de oro, en la Universidad de Ciencias Médicas de su natal Santiago de Cuba, en 2016. Luego, emigró a Estados Unidos y hace cinco años se hizo ciudadano de ese país. No tenía antecedentes penales.
“Era una persona muy trabajadora en Kentucky después de trasladarse desde Nueva York”, afirmó su padre.
El caso es investigado por la Unidad de Integridad Pública del LMPD y se espera que el departamento haga públicas las grabaciones de las cámaras corporales de los oficiales en el curso de los 10 días laborables posteriores al incidente, que es el procedimiento habitual cuando un agente está involucrado en un tiroteo.
Nápoles Ravelo nació el 4 de septiembre de 1991, en la provincia de Santiago de Cuba.
“Yoel era un hijo, hermano y amigo amoroso y devoto. Era un ávido amante de los animales y tenía un corazón de oro y una sonrisa que podía iluminar la habitación. Yoel era muy inteligente y dedicó varios años de su vida a servir a los demás como médico general en varios países, entre ellos Cuba, Venezuela y Colombia. Se graduó con honores de la universidad de medicina de Santiago de Cuba. Yoel tenía una fe fuerte y un profundo amor por Dios. Siempre será recordado y extrañado profundamente por todos los que tuvimos el honor de conocerlo”, reza en el obituario publicado por su familia.
Al joven cubano lo sobreviven sus padres, hermana, abuela paterna, tíos, cuñada y otros numerosos familiares, devastados por su muerte y trágicas circunstancias en que ocurrió.
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