La esposa del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel y no primera dama de la isla, Lis Cuesta, dedicó una súplica este sábado 7 de septiembre, día en que los cubanos celebran a la Virgen de Regla o Yemayá, en la religión afrocubana, por los cubanos y palestinos “que tanto sufren”.
Cuesta escribió en la red social X, junto a una imagen de la venerada deidad religiosa: “Virgen hermosa del Azul, Yemayá, protege a los cubanos con tu manto sagrado, llegado de la Madre África, y extiende tu amor hasta los palestinos, que tanto sufren junto a tus aguas”.
Su pedido no pasó desapercibido para los internautas, que, en sus casos, encauzan las plegarias hacia la terminación del sufrimiento del pueblo cubano.
“Sí Virgen de Regla, mi madre, protege al pueblo cubano de esta plaga comunista que está matando a un pueblo”, respondió un internauta.
“¿Desde cuándo te interesó la religión @liscuestacuba?”, le preguntó otro usuario.
“Palestinos, agua, virgen, Yemayá, manto sagrado, ustedes comen o toman algo que les hace daño, solo oír a Maduro y ahora esto y uno dice: ¡es que no hay coherencia!”, señaló otra persona.
Esta no es la primera vez que Lis Cuesta mezcla, forzosamente, el conflicto israelo-palestino con otras cuestiones de trascendencia nacional, y en la última semana lo ha hecho con mayor asiduidad.
El pasado martes, la esposa de Díaz-Canel se refirió al inicio del curso escolar en Cuba y volvió a aludir a los palestinos.
"Una generación está siendo destruida en Gaza; no hay escuelas", escribió en X, obviando que muchos centros escolares en Cuba han empezado el curso sin recibir mantenimiento, sin los debidos materiales escolares y que los padres tienen que recurrir al ingenio para poderles enviar meriendas, en un país donde no la seguridad alimentaria está cada vez peor.
Este 7 de septiembre los cubanos celebran una de las festividades religiosas más importantes del calendario sincrético: la fiesta en honor a la Virgen de Regla, en la religión católica, y a Yemayá, en la santería cubana.
Esta fecha marca un día especial en el que la espiritualidad de los fieles católicos y los creyentes de la santería convergen en un acto de devoción y respeto hacia dos figuras que, aunque proceden de tradiciones religiosas distintas, representan lo mismo para sus seguidores.
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