“De perdidos, al río” dice el refranero español cuando se ha iniciado una acción y hay que procurar terminarla pese a su peligrosidad y aceptando todas las consecuencias, una expresión que resulta aplicable al régimen cubano y sus medidas para "corregir distorsiones y reimpulsar la economía".
Según el Instituto Cervantes, el refrán “se emplea para indicar que, ante una situación muy difícil, se opta por la solución más descabellada, en este caso representada por la decisión de tirarse al río, por ejemplo, ante el avance del enemigo o un fuego”.
La cúpula del régimen cubano tiene que estar familiarizada con esta expresión, pues no se explican si no los mensajes que salen desde el Palacio de la llamada “revolución” y que dejan en evidencia la desesperación del gobierno de Miguel Díaz-Canel y su patético empeño por demostrar que sus medidas económicas funcionan y el país “avanza”.
Este lunes, el Consejo de Estado “analizó el cumplimiento del cronograma del proceso de implementación de las medidas del Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía en el año 2024”. Según Granma, el primer ministro Manuel Marrero Cruz intervino para presentar el informe del grupo económico del gobierno sobre la implementación de las acciones aprobadas para "corregir distorsiones y reimpulsar la economía".
¿Y cuáles son las conclusiones de este grupo acerca de las medidas aprobadas tras el fracaso del llamado “ordenamiento económico”? Contra toda evidencia empírica, los expertos y asesores de Díaz-Canel concluyen que “se ha continuado avanzando en las proyecciones encaminadas a la reactivación de la producción nacional”.
No solo se ha avanzado en esto. Según Marrero Cruz, también se ha avanzado en “la generación de ingresos en divisas al país, el programa de estabilización macroeconómica, la disciplina presupuestaria y la reducción del déficit fiscal”.
Pero también se ha avanzado en “el fomento de las exportaciones y la reducción de importaciones, el fortalecimiento de la empresa estatal socialista –como actor primordial de la economía cubana–, y el proceso de bancarización, entre otras cuestiones de impacto en la población y en la economía del país”.
La pregunta es, si en 2024 se ha “avanzado” en la implementación del paquetazo de medidas para “corregir distorsiones y reimpulsar la economía”, ¿por qué el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, reconoció a comienzos de septiembre el fracaso de la estrategia del gobierno para evitar apagones en el verano?
O ¿por qué a mediados de julio el propio Marrero Cruz reconoció la falta de recursos para mantener la canasta familiar normada? “Casi todos los productos de la canasta familiar hay que importarlos, y esta es la prioridad a la hora de destinar divisas para invertir”, dijo.
Si se “avanza”, ¿por qué a comienzos de julio el régimen presentaba un nuevo paquete de medidas para corregir distorsiones y reimpulsar la economía durante 2024, enfocadas en ajustar el Plan y el Presupuesto 2024 a las condiciones de “economía de guerra”?
Tampoco se avanza, según el propio régimen, en el enfrentamiento al delito. Lo reconoció el propio Marrero Cruz en junio, afirmando que los delitos e ilegalidades aumentan porque “no se avanza en la identificación y eliminación de las causas y condiciones que favorecen la proliferación de estos fenómenos”.
Extraña manera de “avanzar” la del régimen cubano, que a finales de mayo reconocía su incapacidad para satisfacer las necesidades básicas de la población, desde la salud, la alimentación, la energía o el transporte.
Así lo expresaba la subdirectora general de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), Johana Tablada de la Torre: “[Estamos] en una situación prácticamente inédita de incapacidad de suplir las necesidades básicas de nuestra población. En todos los órdenes, en el transporte, en la alimentación, en los salarios”, reconoció la funcionaria. Por supuesto, culpó al “bloqueo”.
¿Qué hacía Díaz-Canel reconociendo a mediados de abril el desastre del transporte en Cuba? ¿Qué hacía Marrero Cruz días antes, reconociendo el fracaso del proceso de bancarización y el fiasco de la tasa de cambio oficial que estableció para las divisas como parte del “ordenamiento económico y monetario”? ¿Pero no se está avanzando en el terreno de la bancarización?
¿Quién puede entender ese “avance”, si a comienzos de abril Díaz-Canel reconocía que la situación del país es crítica y pedía al pueblo confianza en el futuro? Lo dijo en su podcast Desde la Presidencia: el estado de opinión de los cubanos sobre la situación del país, la escasez de alimentos y la canasta básica, es "crítico y negativo". ¿Quién lo entiende?
Eso sí, aseguró que llegarán tiempos mejores, siempre que el pueblo sepa ofrecer alternativas, trabajar duro, esforzarse y sacar provecho de lo que él denomina la "resistencia creativa".
¿Y qué hacía por esos mismos días el secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, Ulises Guilarte de Nacimiento, admitiendo que el régimen cubano también incumple el pago de salarios a los trabajadores y de pensiones a los jubilados debido a la falta de efectivo? Y la viceministra primera de Economía y Planificación, Mildrey Granadillo de la Torre, ¿qué hacía reconociendo que “no se ha logrado el efecto esperado” tras la subida de los precios en los combustibles?
Y De la O Levy, ¿qué hacía a mediados de marzo aceptando que Cuba atravesaba un "complejo escenario energético", y asegurando que la situación mejoraría en abril? Por esas mismas fechas Marrero Cruz hacía “referencia al estado de opinión de la población sobre el incremento descontrolado de los precios y llamaba a encontrar soluciones efectivas para detener la espiral inflacionaria”. ¿Es eso avanzar?
“Con las medidas, poco a poco, vamos a reordenar la economía. Con las medidas, poco a poco, vamos a ir a una mejor situación, y vamos a abrir el definitivo camino a la prosperidad y el desarrollo que merece este pueblo, que es un pueblo heroico”, dijo el gobernante en enero tras aprobar el “paquetazo”.
Y a mediados de enero decía: "Pueden hacer propuestas. El que crea que hay otras cosas con las que podamos mejorar el país, lo hacemos. Necesitamos que en 2024 cambie la situación que hemos vivido en los últimos tres años, por las razones que ustedes saben". Por esas fechas también decía que la "economía no funciona a la medida de las necesidades y deseos de todos".
Visto lo visto, parece que Cuba tampoco “avanza” a la medida de las necesidades y deseos de todos.
“De perdidos, al río”, según el Instituto Cervantes, es la opción que queda a los desesperados, esa que conduce a que ya nada importe, o a que la idea más absurda represente la única solución.
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