El sacerdote cubano Alberto Reyes, quien se ha convertido en una figura conocida dentro y fuera de la Iglesia por su posición crítica hacia el régimen, opina que el país está viviendo un momento terminal.
Reyes, de la parroquia de Esmeralda, en Camagüey, concedió una entrevista al periodista Mario Pentón, de Martí Noticias, afirmó que el momento actual es una de las más duros y difíciles en muchos años peores crisis
"Parecería, y es mi esperanza, que es un momento terminal, con cosas que todos sabemos pero que es bueno recordar: la comida es un problema, los precios disparados, el transporte...", detalló.
"Siempre recalco el problema de los medicamentos, que es desastroso. El otro día recogí a un señor en un pueblo de campo y me cuenta que su único hijo de 14 años se hizo un esguince con una herida abierta, la herida se infectó y el muchacho murió, porque no hubo antibióticos. Esa es la situación dramática de nuestro pueblo", subrayó.
El Padre señaló que en el orden espiritual hay mucha desesperanza y la sociedad civil se siente muy vulnerable, ya que cada vez que ha habido protestas la represión ha sido brutal y los castigos ejemplarizantes.
"La gente tiene miedo y el gobierno tiene miedo, porque sabe que ha perdido el corazón del pueblo", afirmó.
"Este momento es de dictadura pura y dura. El gobierno está sometiendo a un pueblo que no lo quiere, está maniatando a un pueblo que quiere otra cosa y que está esperando la oportunidad de quitárselo de encima", agregó.
Acerca del éxodo masivo que experimenta el país, aseguró que no se detiene ni se va a detener, y lamentó que las iglesias cubanas están vacías, sobre todo de jóvenes.
"El ambiente es: 'cómo me voy, cómo me voy, cómo me voy'. En todas las edades", recalcó.
El párroco expresó que no hay ningún interés de las autoridades por cambiar la situación del pueblo, y que existe un divorcio entre el gobierno y el pueblo.
"El interés del gobierno es mantener el control y el poder; el pueblo que se busque la vida, que sobrevida como pueda. Y si protesta y se levanta, lo reprimimos, lo controlamos y le damos un regalito, un poquito de comida, para que se calme y ahí vamos apagando los fuegos que van apareciendo", explicó.
"No solo son consignas vacías, sino también -y esto me molesta mucho- la mentira institucionalizada. Te mienten mirándote a los ojos. Te mienten por la televisión: 'el problema energético el mes que viene va a mejorar'. No va a mejorar porque no puede mejorar. Es mentira, prefiero que no digas nada, pero no alientes una ilusión que se va a romper", exigió.
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