Otras dos deserciones se han sumado a la oleada de abandono de estudios entre alumnos cubanos becados por el régimen de La Habana en Rusia, con un estipendio que siempre llega tarde, pero que en esta ocasión se retrasa en vísperas del invierno.
El último pago del Gobierno cubano debió abonarse a los estudiantes en julio pasado, pero los beneficiarios aún no han cobrado y se ven, en medio de la bajada generalizada de las temperaturas, sin dinero y sin autorización para buscarse un trabajo con el que poder ganar un sueldo para sobrevivir, algo que está terminantemente prohibido y castigado.
Las últimas huidas las han protagonizado dos alumnos que han llegado ya a Dubai, según informaron a CiberCuba fuentes estudiantiles matriculadas en universidades rusas en carreras relacionadas con el petróleo, el transporte, la innovación, la ciencia o la industria tabacalera.
El ritmo de deserciones es contante, aseguran las mismas fuentes, que recuerdan que el año pasado, de 12 becados se graduaron dos y sólo uno regresó a la Isla. La mayoría se quedó en Rusia, tras contraer matrimonio con nacionales de este país.
Pese a no recibir los pagos a los que se ha comprometido el régimen cubano, los alumnos deben pagar mensualmente entre 2.000 y 3.000 rublos por la residencia en la que vive en condiciones precarias. Y tienen también que sobornar a la Policía rusa, que los detiene continuamente y les pide dinero para soltarlos acusándoles de ser inmigrantes ilegales, sobre todo, si los sorprende en localidades vecinas a Moscú, a las que la embajada de Cuba en Rusia les prohíbe ir.
Pero muchos se saltan la prohibición porque trabajan por la izquierda en zonas limítrofes para poder comer mientras llega el pago del Gobierno cubano que, según les ha explicado una funcionaria, está autorizado, pero no hay liquidez para hacerlo efectivo. Cuando finalmente reciban el abono en euros, están obligados a cambiarlos por rublos y luego tienen que seguir cambiando en la moneda de necesiten. En el cambio para alante y para atrás, pierden dinero. Además, algunos, los menos, vienen de familias humildes y deben separar una parte de su estipendio para mandarlo para Cuba, para que los suyos puedan comer.
Con el invierno ruso a la vuelta de la esquina, las autoridades cubanas siguen sin abonar el estipendio que los alumnos debieron cobrar en julio y eso tensa aún más sus economías. "Pasamos tanto frío que escupimos coágulos de sangre", comentó un ex becado, ahora residente en Estados Unidos. Tras abandonar los estudios al comprobar que lo prometido en la Isla no tenía nada que ver con lo que se encontró en Rusia, José Alberto Ferrán regresó a Cuba, se sacó un billete para Nicaragua y entró a Estados Unidos por la frontera con México. Ahora vive en Nueva Jersey.
Según contó Ferrán a CiberCuba, para él fue un honor ser seleccionado entre todos los alumnos de Ingeniería Industrial de Pinar del Río para ir a estudiar a Moscú. En Cuba le dijeron que terminaría sus estudios en la Universidad Estatal Lomonósov, lo que no le dijeron es que lo iban a montar en un avión en diciembre, en pleno invierno, con temperaturas bajo cero, sin dinero y sin abrigo para ir a estudiar en una universidad a las afueras de la capital rusa.
Encima, el título que se sacan en Rusia no tiene validez internacional y quienes se han dejado la carrera y han vuelto a la Isla se han encontrado obstáculos para volver a matricularse en sus antiguas universidades. El desánimo cunde. Quienes aceptaron las becas se comprometieron a "mantener un comportamiento adecuado y en concordancia con los valores de la Revolución cubana". El régimen, por su parte, firmó su compromiso de darles ayuda financiera, pero hizo una salvedad: dependerá "de las condiciones concretas del país".
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