Como es habitual, el pronóstico matutino de la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) ha sido superado por el déficit real, mostrando, una vez más, la incapacidad del régimen en el suministro de un servicio básico para la población, el cual lleva colapsado desde hace algunos años.
“A las 2:15 de esta tarde, déficit de generación supera los 1000 MW. La afectación está por encima de la planificación matutina de la UNE”, informó el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso en su perfil de Facebook.
La entidad gubernamental pronosticaba una afectación por déficit de 950 MW para el horario del mediodía, pero esto se ha visto superado por las afectaciones reales, que se traducen en mayores horas de apagón para la familia cubana.
A este pesar se suma que para la hora pico estiman una disponibilidad de 2,099 MW y una demanda máxima de 3,250 MW, para un déficit de 1,151 MW, por lo que de mantenerse las condiciones previstas se pronostica una afectación de 1,221 MW en este horario, lo que significa que, como se comporta la tendencia en estos casos, el impacto sea mayor que la que plantean desde la UNE.
Este sábado, Camagüey, Matanzas y Granma encabezaban el listado de provincias con mayores reportes de apagones. En el caso del primer territorio, se registraba una duración media de apagones de 7.5 horas. Por su parte, la capital matancera registraba 89 apagones, con una duración media de 7.4 horas. Unión de Reyes y Limonar destacaban con duraciones superiores, alcanzando hasta 8.9 y 8.8 horas de interrupción eléctrica.
En Granma, la duración de los apagones fue considerablemente alta, con un promedio de 7.7 horas. Bayamo y Manzanillo eran los municipios más afectados, reportando duraciones de 7.9 y 8.4 horas, respectivamente. Un caso particularmente grave fue el del municipio de Yara, donde un reporte indicó un apagón que se extendió por 15 horas.
Este sábado, la UNE también mencionaba que la falta de combustible afecta a tres centrales eléctricas flotantes, conocidas como “patanas turcas”: las localizadas en la Bahía de La Habana, en la bahía de Santiago de Cuba y en el puerto del Mariel. Esto para agregar sal a la herida, como se diría la voz popular.
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