El mes de septiembre de 2024 estuvo marcado por una agudización de la crisis energética en Cuba, con un notable aumento en la frecuencia y duración de los apagones. Desde el primer día del mes, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) informaba sobre las dificultades crecientes para satisfacer la demanda eléctrica debido a averías en plantas generadoras clave y a la falta de combustible, lo que afectó la generación distribuida y la producción energética de las patanas flotantes ancladas en la isla.
La situación energética del país continúa en una espiral de empeoramiento, sin señales claras de mejora a corto plazo.
El 1 de septiembre, la UNE ya advertía sobre la previsión de apagones durante el pico de demanda, con un déficit de 380 MW y varias unidades fuera de servicio. La situación no mejoró en los días siguientes; el 3 de septiembre, la UNE reportó la salida de varias unidades termoeléctricas, lo que provocó un déficit de 600 MW, afectando severamente a varias provincias.
Hacia el 5 de septiembre, la situación empeoraba con 650 MW de afectaciones. La UNE informaba que el déficit se debía principalmente a averías en plantas clave, como las unidades de las centrales termoeléctricas Rente, Mariel y Felton, junto con la falta de combustible que afectaba a la generación distribuida. Los apagones se extendieron durante más de 24 horas en algunas zonas, lo que incrementó el malestar social.
El 10 de septiembre, el déficit de energía ascendía a más de 800 MW, lo que causó interrupciones en todo el país. A pesar de las previsiones de la UNE de mejorar la situación con el mantenimiento de algunas plantas, las soluciones fueron insuficientes para mitigar las afectaciones. Durante el 20 de septiembre, la crisis alcanzó uno de sus puntos más críticos, con un déficit que superó los 1,500 MW y apagones de más de 12 horas en varias provincias.
A finales de mes, la crisis se agravó aún más debido a un incendio ocurrido en una de las patanas turcas de generación eléctrica en la Bahía de La Habana el 26 de septiembre, que dejó a ocho trabajadores heridos mientras realizaban trabajos de soldadura. Según el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, el fuego fue controlado rápidamente y no afectó la generación eléctrica, aunque uno de los lesionados, de nacionalidad turca, se encontraba en estado grave.
El 28 de septiembre, las complicaciones en la generación eléctrica empeoraron cuando las patanas turcas, esenciales para la producción de energía, sufrieron una escasez crítica de combustible, lo que agravó la crisis. Las condiciones meteorológicas adversas impidieron la llegada de suministros, provocando una disminución significativa de la generación eléctrica.
El balance general de septiembre 2024 muestra un claro deterioro en la capacidad de generación eléctrica del país, con apagones que afectaron todas las regiones de Cuba y superaron las expectativas iniciales. A lo largo del mes, los déficit energéticos fueron en aumento, y las interrupciones en el servicio no solo fueron más frecuentes, sino también más prolongadas, con apagones que superaban las 12 horas en muchas zonas. Las soluciones planteadas por la UNE no lograron mitigar la crisis, lo que provocó un malestar generalizado entre la población.
En conclusión, septiembre de 2024 fue uno de los meses más críticos del año en la historia reciente de Cuba en términos de generación eléctrica, con un déficit de más de 1,500 MW y una incapacidad evidente para estabilizar el sistema. La situación energética del país continúa en una espiral de empeoramiento, sin señales claras de mejora a corto plazo.
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