Nayla se convirtió en la inesperada protagonista de las redes sociales este miércoles entre la comunidad cubana después de que un video en el que aparecía ganándose un raspadito de lotería de un millón de dólares se fuese viral. Un boleto que acabó resultado ser falso y que era una broma de su jefe, quien compartió el momento en su Instagram y TikTok. Sin embargo, no fue hasta horas más tarde que se conoció que se trataba de una broma y la peluquera cubana de Miami quiso contar la historia a través de su perfil de TikTok para aclarar lo que pasó.
Nayla explica que todo comenzó un día normal en su trabajo, cuando su jefe, como suele hacer, decidió motivar a su equipo con un gesto especial. "Justo cumplía aniversario de llegar a este país con mi niño", comenta, detallando que había llevado un flan para celebrar. El jefe de Nayla apareció con unos raspaditos animándolos a probar su suerte. En su inocencia, raspó el suyo y descubrió que supuestamente había ganado el gran premio de un millón de dólares. La emoción fue tal que incluso acudió a un local donde verificaron el raspadito, pero no le dijeron que era falso. En el video, la cubana aclara que ella también creyó que había ganado el premio millonario.
"Todas nos creímos que era cierto y fuimos al salón donde venden los raspaditos", relató Nayla, quien entre risas recordó la cantidad de planes que pasaron por su mente en cuestión de segundos, desde tener su propia casa hasta traer a su familia de Cuba. Sin embargo, todo cambió cuando su jefe le confesó que era una broma. "Me dijo que me disfrutara el momento", añadió, demostrando una actitud positiva ante la situación.
A pesar del engaño, Nayla aseguró que no guarda resentimientos y que lo que realmente se llevó fue una avalancha de bendiciones. "Aunque no me gané un millón, me gané un millón de bendiciones y buenos comentarios", expresó en su mensaje. También dijo que en las últimas horas ha recibido múltiples muestras de cariño, tanto de amigos como de desconocidos, tras la viralización del video.
Con optimismo, Nayla concluye su relato asegurando que, aunque la broma no le dejó el premio económico, sí le trajo una gran lección y la oportunidad de seguir irradiando su buena energía.
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