Ni café ni aceite, ni frijoles, ni pasta dental en octubre. Así de contundente es el periódico Invasor, de Guantánamo, que en su edición de este 9 de octubre ha dedicado un artículo a la "actualización de la canasta familiar normada" en la provincia, describiendo la situación de la distribución de alimentos subvencionados por el Estado dentro de "un panorama complejo".
Y esa complejidad viene dada porque aunque septiembre ya pertenece al pasado, aún quedan productos que debieron llegar a las bodegas hace un mes y, de momento, ni están ni se les espera. Lo resume como nadie la prensa oficialista con un eufemismo: "Sigue pendiente la entrada a la provincia de las dos libras de arroz que completan las 7 planificadas".
Que se eliminen el café y el aceite en octubre no es una novedad. En septiembre tampoco se distribuyeron y a la ministra Betsy Díaz Velázquez no se le cayó la cara de vergüenza al anunciar en los medios oficialistas que no tenían previsto "para el mes de septiembre, como no hubo en agosto, ni aceite, ni café”.
Tampoco es una novedad que no repartan pasta de dientes. Una información del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) publicada el 16 de septiembre sobre la distribución de productos de la canasta familiar normada reveló que los habaneros no reciben desde marzo la cuota de pasta correspondiente.
En Guantánamo, por su parte, se han repartido dos libras de azúcar, 10 onzas de chícharos por persona y la sal correspondiente al trimestre de septiembre a noviembre.
Hay otros productos que sólo han llegado a menos de la mitad del territorio. De los diez municipios guantanameros, sólo cuatro (Caimanera, Maisí, Baracoa y Niceto Pérez) han recibido en sus bodegas compota, 230 gramos de picadillo y cinco huevos por persona al mes. Las otras seis localidades siguen a la espera. Peor va la distribución de queroseno, que sólo ha llegado al 50% de Yateras y el resto de la provincia sigue a la espera.
La situación es más delicada con la leche en polvo, porque lo que hay da para cubrir 10 días y la harina de pan, por el estilo: únicamente alcanza para dos días, según publica la prensa oficialista, que cierra un artículo plagado de malas noticias para los consumidores que viven exclusivamente de los productos de la libreta con un terrible desenlace: "Según la política aprobada para el mes por el Ministerio de Comercio Interior (Mincin) no habrá distribución de café, aceite, frijol y crema dental".
Y justo esto es lo que había desmentido el Mincin el pasado 30 de septiembre cuando en su perfil de X (antigua Twitter) negó que se fueran a eliminar productos de la canasta normada. Sin embargo, en el periódico de Guantánamo confirman que en octubre no habrá café, aceite, frijoles y pasta de dientes. Evidentemente han sido eliminados de la lista de distribución mensual, pese al desmentido del ministerio.
Pero esta restricción de café, aceite, frijoles y pasta dientes no la ha hecho pública el Mincin en sus redes sociales. No obstante, está en sintonía con decisiones tomadas por el régimen cubano, en medio de su falta de liquidez, ante la caída de ingresos en sectores clave para la economía cubana como el turismo, que perdió viajeros en el primer semestre de este año respecto al mismo período del año pasado.
En medio de la terrible crisis económica que sacude la Isla, el régimen cubano anunció en septiembre la reducción del tamaño del pan de la canasta básica que a partir del día 13 de ese mes empezó a pesar 60 gramos y a costar 75 centavos. Esto se debe, dijeron desde el Ministerio de la Industria Alimentaria, a la baja disponibilidad de harina.
Y en medio de esta situación precaria el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel insistió recientemente en la idea más importante de la “continuidad”: que la responsabilidad de que los ciudadanos tengan satisfechas sus necesidades básicas corresponde a los gobiernos locales y no a los dirigentes que controlan la centralizada y planificada economía del régimen comunista.
Durante una visita que hizo en junio al Consejo Popular Naranjo, del municipio tunero de Majibacoa, afirmó que en la localidad había “tierra suficiente” para producir sus propios alimentos y llamó a “guapear” para conseguir el autoabastecimiento de comida en vez de “estar pensando en lo que va a entrar por la canasta”.
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