La activista cubana Idelisa Diasniurka Salcedo Verdecia lanzó este lunes un llamado urgente en busca de un donante de sangre para un bebé en La Habana que padece una rara condición, conocida popularmente como la “enfermedad de Dios”.
Según su publicación, el bebé Mateo Domínguez Serrano, quien padece hematohidrosis, “está gravemente enfermo y necesita con urgencia un donante de sangre B Negativo”, escribió Salcedo en Facebook.
En su post, la activista informó que el bebé se encuentra en La Habana, en el Hospital Juan Manuel Márquez, ubicado en Santa Fe, e indicó que no hay disponibilidad del tipo de sangre necesario, lo que ha llevado a la madre a una situación desesperada.
“Le están pidiendo 5,000 pesos por la donación, yo sé que es inconcebible, y yo lo que necesito alguien haga la donación de sangre”, denunció Salcedo quien alertó que es de “vida o muerte” la petición de ayuda.
Por último, Salcedo instó a quienes puedan ayudar a ponerse en contacto directamente con la madre del bebé a través del número 5350507673 para coordinar la donación de sangre y brindar el apoyo necesario en este momento crítico.
Recientemente, el bebé Mateo y su familia recibieron una lavadora, un aire acondicionado (split) y un ventilador, gracias a la solidaridad generada por la difícil situación que enfrenta el pequeño, quien padece hematohidrosis, una rara condición que le provoca sudar y llorar sangre.
En 2020, CiberCuba entrevistó a la madre de Dianelis González Medina, una cubana que en aquel entonces tenía 32 años y una niña de cuatro, y cuya vida era normal hasta que en 2017 empezó a llorar y sudar sangre.
“Tiene la enfermedad de Dios”, dijo su madre, refiriéndose al padecimiento de su hija, un padecimiento muy raro reseñado en un pasaje bíblico de Jesús en el Huerto de los Olivos.
El Evangelio según San Lucas asegura que después de la última cena, Jesús se acercó a rezar al Monte de los Olivos y allí se le vio sudar sangre.
“Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”. (Capítulo 22, versículo 44).
Padecer esa rara enfermedad hizo que Dianelis González Medina pidiera apoyo a la comunidad científica internacional y se ofreciera como voluntaria para que investigaran la hematidrosis que sufría.
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