¿Por qué se han producido nuevas caídas en el Sistema Eléctrico Nacional de Cuba?

Cuba enfrenta apagones masivos por fallos en el Sistema Eléctrico Nacional debido a falta de inversión y mantenimiento, agravados por la mala gestión del régimen comunista.

Ilustración del Sistema Eléctrico Nacional de Cuba © CiberCuba
Ilustración del Sistema Eléctrico Nacional de Cuba Foto © CiberCuba

La crisis energética en Cuba ha vuelto a golpear con fuerza. A mediados de octubre de 2024, el país experimentó una serie de apagones masivos que evidencian la profunda debilidad estructural del Sistema Electroenergético Nacional (SEN). Esta situación ha afectado severamente a la vida cotidiana de los cubanos, intensificando la sensación de colapso total del sistema. Analizamos las razones de este nuevo colapso y su vínculo directo con la gestión del régimen comunista en la isla.

Un sistema eléctrico al borde del colapso

Los problemas eléctricos no son nuevos en Cuba, pero los apagones generalizados ocurridos desde el 18 de octubre de 2024 revelan una agravada situación de emergencia. Todo comenzó cuando la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras salió de servicio, generando un apagón total que dejó sin suministro eléctrico a toda la isla. Esta termoeléctrica es una de las principales fuentes de generación en el país, y su desconexión fue el detonante de un efecto dominó que afectó a la infraestructura energética nacional.

En los días siguientes, la Unión Eléctrica de Cuba intentó reanudar el suministro utilizando “microsistemas” territoriales y grupos electrógenos, pero los esfuerzos se encontraron con repetidos fracasos. La fragilidad de las infraestructuras y la falta de recursos clave han convertido la recuperación en un proceso precario e ineficaz.

La falta de inversión y mantenimiento: La raíz del problema

Las causas de la crisis energética actual tienen su origen en la prolongada falta de inversión en el sistema eléctrico del país. Durante décadas, la infraestructura eléctrica de Cuba ha operado sin recibir el mantenimiento adecuado y sin modernizaciones significativas. Aunque el gobierno insiste en señalar factores externos como el embargo de Estados Unidos, la realidad es que los problemas provienen de decisiones internas fallidas y una mala planificación.

En particular, el desvío de recursos hacia el sector turístico en detrimento de las inversiones en servicios esenciales, como la electricidad, ha dejado al país con una red energética obsoleta e incapaz de soportar la creciente demanda. Además, la falta de una estrategia clara para diversificar la generación de energía, en un contexto de crisis climática y aumentos de consumo, ha empeorado la situación.

Culpa al embargo, pero las decisiones fallidas vienen del régimen

En un intento por justificar el colapso, Miguel Díaz-Canel volvió a culpar al embargo estadounidense, alegando que la falta de combustible y divisas para adquirir piezas y tecnología afecta gravemente al país. Sin embargo, estas declaraciones contrastan con la realidad de un régimen que destina enormes recursos a infraestructuras turísticas en decadencia, mientras sectores clave, como la electricidad y la salud, permanecen en estado crítico.

Esta postura del régimen ignora las críticas internas, incluso de expertos como el economista Pedro Monreal, quien ha calificado la situación como una "bancarrota energética" causada por políticas centralizadas y una gestión ineficaz del sistema. Las termoeléctricas cubanas están obsoletas y funcionan a menudo a niveles peligrosamente bajos de eficiencia, lo que las hace vulnerables a fallos catastróficos como los de este octubre.

Consecuencias sociales y críticas crecientes

El colapso del SEN ha dejado a millones de cubanos en una situación desesperada. La falta de electricidad se ha extendido por días, provocando protestas y críticas abiertas en redes sociales y en la vida pública. En provincias como Santiago de Cuba y Guantánamo, los residentes han enfrentado cortes de más de 20 horas, lo que ha afectado seriamente el acceso a alimentos, agua y servicios médicos esenciales. A medida que la situación empeora, las críticas al régimen aumentan, y la paciencia de la población parece estar agotándose.

Las razones de las caídas en el sistema eléctrico cubano van más allá de un simple fallo técnico. Son el resultado de décadas de decisiones políticas ineficientes y una gestión errática de los recursos. A pesar de los repetidos intentos del régimen por culpar a factores externos, la crisis es el reflejo directo de un modelo de gobierno incapaz de asegurar los servicios más básicos a su población.

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