Este 5 de noviembre de 2024, los estadounidenses acuden a las urnas para decidir entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, en unas elecciones que han capturado la atención internacional y han polarizado a los votantes en Estados Unidos.
La contienda electoral promete ser una de las más reñidas y decisivas en la historia del país. El resultado no solo definirá el futuro de Estados Unidos, también tendrá repercusiones globales.
En Dixville Notch, Nueva Hampshire, la primera localidad en votar en Estados Unidos desde 1960, la jornada electoral comenzó con un sorprendente empate entre Donald Trump y Kamala Harris. Cada candidato tuvo tres votos de los seis emitidos a medianoche.
Este pequeño poblado, famoso por abrir simbólicamente las elecciones, reflejó así la alta competitividad de esta contienda. Su resultado no es determinante, pero la tradición de este lugar en el noreste del país suele anticipar, en cierta medida, las tendencias que podrían observarse a nivel nacional.
El ritual electoral y la importancia del voto temprano en Estados Unidos
Como en cada ciclo electoral, millones de estadounidenses han ejercido su derecho al voto de manera anticipada o a través del correo. Se han recibido, hasta este martes, más de 78 millones de votos en 47 estados y el Distrito de Columbia.
La división de criterios y la intensidad de la campaña, ha impulsado a muchos votantes a participar activamente. Sin embargo, se espera que el conteo de votos sea prolongado y que el ganador no se defina inmediatamente después de cerradas las urnas.
La tradición dicta que las elecciones estadounidenses se celebren el primer martes después del primer lunes de noviembre, y el ciclo electoral incluye varios hitos antes de la toma de posesión del nuevo presidente el 20 de enero de 2025.
Tras los comicios, el Colegio Electoral se reunirá en diciembre para emitir los votos oficiales, mientras que el Congreso certificará el resultado final el 6 de enero de 2025.
Este ciclo largo y detallado refleja la complejidad del sistema electoral estadounidense, diseñado para equilibrar el poder entre el voto popular y el de los estados en el Colegio Electoral.
Contienda histórica y polarizada entre Kamala Harris y Donald Trump
La elección de 2024 ha sido excepcional desde el inicio. Tras la retirada de Joe Biden debido a su bajo rendimiento en un debate de junio, Harris asumió la candidatura demócrata y se enfrentó a Trump en un único debate en septiembre.
Durante ese intercambio, Harris mostró una faceta moderada y centrada, en contraste con el estilo agresivo y polémico de Trump. Una encuesta de CNN, dijo que el 63% de los espectadores consideró a la demócrata ganadora, mientras el magnate tuvo el respaldo de solo el 37% de la audiencia.
El resultado del debate fue un impulso importante para Harris, cuya candidatura ha contado con un respaldo moderado, aunque persistente, en los sondeos.
La última encuesta del Des Moines Register-Mediacom, realizada entre el 28 y el 31 de octubre, sitúa a Harris con un 47% de apoyo frente al 44% de Trump.
Sin embargo, el margen de error de 3.4 puntos porcentuales y la capacidad histórica de Trump para superar predicciones en estados clave mantienen el ambiente de incertidumbre.
Expectativas y posibles sorpresas
El día de las elecciones en Estados Unidos llega con alta incertidumbre, el país dividido y la competencia feroz de ambos candidatos.
Harris apuesta por un enfoque moderado, busca consolidar un cambio en la Casa Blanca pero continúa con el legado de Biden. Trump, por su parte, cuenta con el apoyo de una base republicana que lo ve como un líder firme y desafiante, dispuesto a recuperar su silla en el Despacho Oval.
Las elecciones de 2024 representan no solo la posibilidad de definir el rumbo político de EE.UU., sino también un reflejo de las tensiones y divisiones que afectan al país.
El mundo observa expectante mientras los estadounidenses deciden quién será su próximo líder, y cualquier resultado tiene el potencial de sorprender en esta contienda cerrada.
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