Un joven médico cubano, con apenas tres años de egresado de la universidad, compartió en las redes sociales una dura confesión: abandonó la profesión que tanto ama debido a la denigrante situación de la salud pública en la nación.
Yoelvis Estanquero Oliva, originario de Güines, Mayabeque, compartió recientemente en la red social X que hace 10 meses tomó la decisión de dejar de ejercer su profesión de médico, a pesar de ser “lo que más amo”.
El joven médico argumentó que las razones que lo llevaron a tomar tan drástica decisión incluyen “la denigrante situación, la falta de recursos y el control sobre los enfermos”.
Además, expresó con firmeza que prefiere ser llamado cobarde por su decisión de no ejercer la medicina en Cuba, ya que “me considero valiente al no formar parte de un circo con la salud de las personas”.
No obstante, es imposible no sentir tristeza por la decisión de este médico cubano, o por cualquier otra determinación similar que implique a un profesional que apenas comienza a dar sus primeros pasos, especialmente cuando está motivada por un profundo sentido de frustración e impotencia.
En su perfil de Instagram, en 2021, Estanquero compartía con profunda alegría la noticia de egresar de la universidad convertido en médico.
“Y así suceden las cosas… a lo grande, hoy estoy tan orgulloso de mis colegas, de mi… luego de 6 años intensos de estudio, de sacrificio, de valentía… hoy veo sonreír a los míos y les digo que valió la pena, gracias por todos los reconocimientos, ha sido un día muy importante para mi”, expresó.
Además, señaló: “Gracias a todos los que han formado parte de este sueño, pues si los sueños también se cumplen”.
El desencanto y la frustración que experimentan los médicos cubanos al iniciar su vida laboral en el sistema de salud han llevado a muchos —aquellos que tienen la posibilidad— a abandonar el sector.
Otros, con gran pesar, continúan ejerciendo, aunque los abrume la tristeza de ver morir a pacientes por la falta de medicamentos y otros problemas que afectan profundamente a la profesión.
Recientemente, un médico de Santiago de Cuba, agotado de presenciar la muerte de pacientes por la falta de medicamentos e insumos, y ante la incapacidad del régimen para encontrar soluciones efectivas, comparó la precariedad del sistema de salud—durante décadas presentado como emblema del gobierno—con la muerte de la patria.
“Se nos murió la patria, carajo, y contra eso ya no hay nada que hacer”, concluyó un médico de la provincia oriental en una serie de reflexiones que compartió con CiberCuba.
Según el galeno, la mayoría de sus conocidos mantiene algún tipo de contacto con personas en el extranjero y observa cómo la diáspora cubana lucha por alcanzar sus sueños: empleos bien remunerados, la compra de un automóvil o una nueva vivienda, o la obtención de créditos bancarios.
Mientras tanto, quienes permanecen en la isla se enfrentan a una realidad donde “la existencia se ha reducido a una carrera de supervivencia que se mueve en los estrechos márgenes de los apagones, la falta de agua, la búsqueda de efectivo, la preocupación por qué comer, y el constante lidiar con colas, escasez e inflación…”.
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