"Estamos en manos de Dios porque la justicia de los hombres no la encontramos". Así habla José Fernández, un padre cubano que tiene a su hijo (es hijastro, pero lo crió desde que tenía año y medio y para él es su hijo) preso en la cárcel de Santiaguito, en México, desde hace más de un año.
El hijo de José Fernández lleva 17 meses preso tras reclamar a una jueza de familia que le permita visitar al niño que tuvo en común con una mujer mexicana de la que se separó. Ella tras el divorcio lo acusa de abuso sexual.
Todo empezó cuando Néstor Damián Gámez González acudió a un juzgado de Toluca a reclamar a su ex mujer que le permitiera ver al hijo en común que tuvieron y su ex esposa le cayó a golpes a él y a su mamá, que quedó herida y tuvo que ser trasladada al hospital. A raíz de este altercado, que se hizo viral en México, la madre del niño de Néstor Damián Gámez le puso una denuncia por abuso sexual.
En ese momento, él trabajaba legalmente como gerente de una sucursal de las tiendas Coppel, en México. Aún así, el juez entendió que al ser extranjero podía huir y ante la gravedad de la denuncia, dictó su ingreso en prisión sin que consten pruebas en su contra más allá de la acusación de su ex mujer y sin que se entienda como arraigo su residencia en México y su trabajo fijo en este país.
Justo este martes, Néstor Damián Gámez cumple 17 meses preso. Una vez entre rejas, la jueza que llevó el caso le abrió otro expediente por intento de extorsión y entre una cosa y la otra, lo iba a ser una prisión preventiva, es hoy prisión indefinida sin que haya fecha de la vista oral. Sí ha habido una propuesta para que el cubano se declare culpable de abuso sexual y cumpla unos meses más en prisión y luego salga en libertad. Pero él defiende su inocencia y ha renunciado al acuerdo.
En su lugar, ha creado una asociación para plantar cara al cártel del Poder Judicial en México y exigir una justicia justa. Le secundan otros 63 presos que, como él, aseguran estar internos por causas ficticias y expedientes fabricados.
El padrastro de Néstor Damián Gámez decidió irse de México, pese a tener la ciudadania mexicana, e ingresar a Estados Unidos, donde trabaja para pagar la extorsión semanal que le cobran por mantener a su hijo con vida en la cárcel y también el coste de la defensa judicial. Su esposa y madre de Néstor Damián se mantiene en México, escondida, por temor a que la maten y eliminar así, un testimonio en contra de su ex nuera, la misma que la atacó en los juzgados de Toluca y que ha denunciado por abuso sexual a su hijo.
La familia, que se marchó de Cuba en busca de un futuro mejor, lleva dos años rota.
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