La Habana conmemora su 505 aniversario en medio de una profunda crisis que afecta la calidad de vida de sus habitantes.
Apagones prolongados, derrumbes de edificios, acumulación de basura, escasez de agua y deficiencias en servicios esenciales reflejan el deterioro de la capital cubana, ensombreciendo la celebración de esta histórica ciudad.
Crisis energética: apagones interminables
Los cortes eléctricos son una constante en la vida de los habaneros. La Unión Eléctrica (UNE) informó recientemente que el déficit de generación eléctrica supera los 1,500 MW, lo que ha llevado a apagones que en algunos municipios superan las 12 horas diarias.
Estos cortes, además de afectar la iluminación, interrumpen servicios esenciales como el bombeo de agua y las telecomunicaciones.
En municipios como Boyeros y Centro Habana, los apagones han provocado protestas vecinales, donde los ciudadanos han salido a las calles a exigir una solución. En octubre, un apagón total sufrido por el colapso del sistema electroenergético nacional, que duró varias noches consecutivas, desencadenó manifestaciones en La Habana y otras provincias, reflejando el creciente descontento popular.
Derrumbes: la huella del tiempo y el ciclón Rafael
El deterioro de las edificaciones en La Habana es otra cara visible de la crisis. Muchas construcciones, especialmente en Centro Habana y La Habana Vieja, se encuentran en estado ruinoso, poniendo en peligro a quienes las habitan.
Este año, un derrumbe en la calle Obispo dejó a varias familias sin hogar, reflejando el riesgo que enfrentan los residentes de inmuebles declarados inhabitables.
A estos problemas habituales se sumaron los daños ocasionados por el ciclón Rafael, que impactó la capital con lluvias torrenciales y fuertes vientos.
En municipios como Diez de Octubre y Habana del Este, las intensas lluvias colapsaron edificios ya debilitados, dejando decenas de familias desplazadas.
En Guanabacoa, un derrumbe parcial causado por el ciclón dejó atrapadas a dos personas, quienes fueron rescatadas por los bomberos, aunque perdieron todas sus pertenencias.
Basura y crisis de saneamiento
El problema de la basura en La Habana es una preocupación creciente. La acumulación de desechos en calles y esquinas, especialmente en municipios periféricos como Marianao y Arroyo Naranjo, se ha convertido en un problema de salud pública.
Basureros improvisados, olores nauseabundos y plagas como ratas y cucarachas son parte de la vida cotidiana. Las autoridades provinciales y el mismo gobernante Miguel Díaz-Canel han intentado solucionar este grave problema, pero sus iniciativas han resultado infructuosas.
Un ejemplo reciente ocurrió en el municipio de Plaza de la Revolución, donde los vecinos denunciaron la acumulación de basura por semanas debido a la falta de recogida regular. Las imágenes compartidas en redes sociales mostraban montañas de desechos que bloqueaban calles y generaban indignación.
Escasez de agua potable
El agua, un recurso esencial, también escasea en muchos barrios habaneros. Las interrupciones en el suministro de agua se han agravado debido a los apagones, que afectan los sistemas de bombeo, y al deterioro de la infraestructura hidráulica.
En zonas como Arroyo Naranjo, los residentes dependen de pipas para abastecerse, enfrentando semanas sin acceso al servicio.
En el municipio de Habana del Este, la falta de agua potable llevó a los vecinos a organizarse para exigir soluciones. La escasez afecta no solo a los hogares, sino también a hospitales y escuelas, intensificando las dificultades diarias.
Deficiencias en el sistema de salud
Los hospitales de La Habana, como los de toda la Isla, también enfrentan serias dificultades. Denuncias recientes señalan la falta de insumos médicos, condiciones insalubres y demoras en la atención.
En abril, un médico cubano alertó sobre la práctica ilegal de abortos en condiciones precarias, poniendo en riesgo la vida de las pacientes.
Además, en junio, se reportó la muerte de una anciana en el Hospital Clínico Quirúrgico "General Freyre de Andrade" debido a la desatención médica, lo que generó indignación entre la población.
Atrasos y limitaciones en la libreta de abastecimiento
En los últimos meses, los problemas en la distribución de alimentos a través de la libreta de abastecimiento en La Habana han generado creciente descontento entre la población.
En agosto de 2024, se reportó que los habaneros recibieron las cuotas correspondientes al mes con semanas de retraso.
Este racionamiento no solo afecta la disponibilidad de productos esenciales, sino que también pone en evidencia las dificultades logísticas del sistema. Las familias enfrentan largas esperas para obtener alimentos básicos, lo que aumenta la frustración ante un sistema que, lejos de garantizar la seguridad alimentaria, intensifica las carencias.
En septiembre, las dificultades persistieron. Por ejemplo, el tamaño del pan incluido en la canasta básica fue reducido, una medida que desató críticas por parte de los consumidores, quienes denunciaron el deterioro de la calidad de un producto esencial.
Además, los habaneros solo recibieron paquetes de pasta como parte de las cuotas asignadas ese mes, lo que generó indignación por la falta de diversidad y la insuficiencia de los productos entregados.
Estos episodios reflejan un sistema de abastecimiento cada vez más limitado y desorganizado, dejando a los residentes de la capital en una situación de inseguridad alimentaria que afecta directamente su calidad de vida.
Problemas con la venta de combustibles
La venta de combustibles en La Habana ha enfrentado serias dificultades. En marzo de 2024, se implementaron nuevos precios para los combustibles, lo que generó confusión y malestar entre los conductores.
Además, se reportaron problemas con los terminales de punto de venta (POS) en los servicentros, dificultando las transacciones y provocando largas filas.
La escasez de combustible ha afectado el transporte público y privado, incrementando los costos de movilidad y complicando la vida diaria de los habaneros.
Malestar y desencanto en el aniversario
Mientras las autoridades promueven actividades culturales para celebrar los 505 años de la ciudad, el malestar ciudadano es evidente. En redes sociales y en las calles, muchos habaneros expresan su paulatino descontento.
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