Investigadores de Brasil identificaron la primera evidencia de transmisión vertical del virus Oropouche, es decir, de madre a hijo durante el embarazo.
Este hallazgo, publicado en la revista New England Journal of Medicine (NEJM), representa un avance significativo en la comprensión de la enfermedad, clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con un riesgo “alto a nivel regional” en las Américas debido a su rápida propagación.
Tradicionalmente, el virus de la fiebre de Oropouche se ha transmitido mediante la picadura del Culicoides paraensis, conocido como jején, y de algunas variedades de mosquitos.
Sin embargo, el caso confirmado de transmisión vertical pone en evidencia nuevos riesgos, particularmente para mujeres embarazadas en áreas donde el virus es endémico.
El estudio se centró en una mujer brasileña de 40 años, embarazada de 30 semanas, quien presentó fiebre, dolores musculares y de cabeza; y finalmente comenzó con un sangrado vaginal oscuro, tras lo cual los médicos confirmaron la muerte del feto.
Tras semanas de síntomas y complicaciones en el embarazo, los análisis moleculares confirmaron la infección por Oropouche, descartando otros virus como el dengue, zika y chikungunya. El ARN del virus fue detectado en tejidos fetales, vinculando la infección con la muerte fetal.
El análisis filogenético reveló que el virus pertenecía a cepas emergentes del brote actual en Brasil, lo que subraya los riesgos asociados a esta nueva forma de transmisión.
Desde su descripción en 1955, el virus ha provocado brotes esporádicos en Sudamérica y el Caribe. En 2024, la fiebre de Oropouche se extendió a regiones previamente libres de la enfermedad en Brasil, impulsada por variantes genéticas emergentes.
Expertos advierten que esta expansión podría alcanzar otros países de la región, como Argentina, donde el vector está presente.
En Cuba, la enfermedad comenzó a propagarse desde el pasado año y ya se encuentra en toda la isla.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda acciones como eliminar criaderos de agua donde proliferan insectos; usar mallas, repelentes y mosquiteros para evitar picaduras; y fortalecer la vigilancia epidemiológica en zonas endémicas.
En investigaciones recientes en Italia, se detectó ARN del virus Oropouche en el semen de un paciente, lo que también sugiere la posibilidad de transmisión sexual.
Aunque aún se necesitan más estudios, esto podría representar otra vía de contagio no documentada previamente.
Con estos nuevos hallazgos, los expertos enfatizan la necesidad de incrementar la conciencia sobre la fiebre de Oropouche, especialmente entre mujeres embarazadas y viajeros a regiones afectadas.
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