El 25 de noviembre de 1999, la historia del pequeño Elián González conmocionó al mundo cuando fue rescatado frente a las costas de Florida atado a una recámara tras naufragar en una balsa que intentaba llegar a Estados Unidos.
Su madre falleció en el intento, dejando al niño de apenas 5 años al centro de una batalla legal y política que marcaría un antes y un después en las relaciones entre Washington y La Habana.
Manny Díaz, abogado que representó a la familia de Elián en Miami, reflexionó sobre el caso 25 años después, calificándolo como un episodio de profunda tristeza.
"Fue otro caso más de una familia inmigrante separada por la política", afirmó en declaraciones a Telemundo 51.
Díaz lamentó que las decisiones tomadas no se centraran en el bienestar del niño, sino en intereses políticos.
"Tuvimos, como abogados, una lucha no solo contra el gobierno de Cuba sino contra nuestro propio gobierno", expresó.
El caso del niño balsero desencadenó una crisis diplomática entre ambos países. Mientras que la familia de Elián en Miami, apoyada por el exilio cubano, luchaba por mantenerlo en Estados Unidos, su padre, respaldado por el gobierno cubano, solicitó la custodia y viajó a Estados Unidos para reclamarlo.
El litigio culminó en una decisión judicial que ordenó la devolución del niño a su padre.
Sin embargo, la entrega de Elián se convirtió en un momento icónico cuando, en la madrugada de un Domingo de Pascua, agentes federales realizaron un operativo en la casa de sus parientes en Miami para llevarlo de regreso a Cuba.
El retorno de Elián a Cuba dejó profundas divisiones en la comunidad cubanoamericana, generando un debate interno sobre las estrategias y el impacto de las acciones del exilio en su imagen pública.
Carlos Saladrigas, empresario cubanoamericano, recuerda el caso como un momento clave. "Nos hizo reflexionar sobre cuánto daño nos hicimos a nosotros mismos y a nuestra imagen," aseguró.
El reconocido periodista Wilfredo Cancio, quien estuvo de guardia periodística ese 25 de noviembre de 1999, relató que desde el primer momento comenzó a perfilarse "un drama que estremeció por 216 días el sur de la Florida" e incluso los medios de comunicación –aun sin la impronta de las redes sociales– "vivieron también jornadas de esquizofrenia y tirantez".
A su juicio, la tragedia de Elián "fue un parteaguas en la vida de la comunidad exiliada, que también trajo interrogantes de identidad para los cubanoamericanos y transformó la visión en las relaciones con el régimen cubano desde los altos círculos políticos de Washington".
"El caso desató una aguda polarización entre los cubanos exiliados sobre el destino del menor y, a la vez, avivó tensas discrepancias sobre la política y los asuntos legales de Estados Unidos en relación con Cuba", señaló en un artículo publicado en CiberCuba hace algunos años.
Actualmente, Elián González, de 31 años, es ingeniero industrial y ha mantenido una vida pública limitada en Cuba. En una rara entrevista, expresó su deseo de visitar Estados Unidos, un país que marcó su vida de manera irreversible hace 25 años.
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