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La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) informó que la central flotante turca Cankuthan Bey, que arribó a la bahía de La Habana el pasado 8 de diciembre, no forma parte de su contrato con la empresa turca Karpowership y que “saldrá de Cuba” una vez concluidos los trabajos de puesta en marcha de sus unidades.
“La patana kps56 (Cankuthan Bey) llegó a La Habana el domingo 8 de diciembre para hacer trabajos de puesta en marcha de sus unidades y una vez concluidos saldrá de Cuba. Esta central flotante no forma parte del contrato de la UNE con la empresa turca Karen Dis Ticaret”, indicó la UNE en sus redes sociales.
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La declaración oficialista pareció destinada a desmentir informaciones previas que vinculaban su llegada a la necesidad urgente de aliviar la severa crisis energética que enfrenta la isla, que este sábado deja otra jornada más de severos y masivos apagones pronosticados en casi 1,200 MW.
La Cankuthan Bey, con una capacidad de generación de 80 MW, se sumó temporalmente a las otras cinco centrales flotantes operativas en Cuba. Su arribo fue explicado inicialmente en redes sociales como un intento de paliar los constantes apagones que afectan al país, donde el déficit energético diario supera los 1,500 MW.
Sin embargo, la aclaración de la UNE ha generado más preguntas que respuestas, especialmente en torno a los términos de la negociación con Karpowership.
Un historial de dependencias energéticas y secretismo
Desde 2019, Cuba ha recibido ocho centrales flotantes turcas, de las cuales actualmente operan seis: tres en La Habana (Belgin Sultan, Suheyla Sultan y Erol Bay), una en el Mariel (Ela Sultan), otra en Santiago de Cuba (Erin Sultan) y, por ahora, la Cankuthan Bey.
Sin embargo, el régimen cubano ha mantenido un hermetismo absoluto sobre los costos y términos de estos contratos, a pesar de sus implicaciones financieras.
A modo de referencia, en Ecuador una planta flotante de 100 MW costó más de 114 millones de dólares por 18 meses de operación, mientras que en República Dominicana dos patanas de 180 MW generaron un gasto de 40 millones en 42 meses.
Estos antecedentes sugieren costos multimillonarios que Cuba difícilmente podría afrontar sin apoyo financiero externo, o mediante acuerdos pocos transparentes firmados con las autoridades turcas, cuyos términos resultan desconocidos a una sociedad civil atada de pies y manos para exigir rendición de cuentas a sus gobernantes.
Controversias y riesgos operativos
La operación de estas centrales flotantes no ha estado exenta de incidentes. El pasado 26 de septiembre, un incendio en la patana Belgin Sultan dejó ocho heridos, de los cuales dos técnicos turcos fallecieron. A pesar de estos problemas, el régimen continúa confiando en esta solución temporal y costosa para mitigar su crisis energética.
La llegada de la Cankuthan Bey deja muchas interrogantes abiertas, especialmente sobre la transparencia de los acuerdos con Karpowership y el impacto financiero a largo plazo para Cuba, un país sumido en una crisis económica profunda y con un sistema energético al borde del colapso.
La llegada de la central eléctrica flotante turca Cankuthan Bey a la bahía de La Habana ha generado diversas especulaciones sobre su propósito y duración en Cuba.
Desde 2019, Karpowership ha suministrado centrales flotantes a Cuba, alcanzando un total de ocho unidades en diferentes momentos. Actualmente, permanecen seis: tres en La Habana (Belgin Sultan, Suheyla Sultan y Erol Bay), una en el Mariel (Ela Sultan) y otra en Santiago de Cuba (Erin Sultan).
La Unión Eléctrica (UNE) aclaró que esta unidad no forma parte del contrato vigente con la empresa turca Karpowership y que, tras completar los trabajos de puesta en marcha de sus unidades, abandonará el país.
La crisis energética en Cuba se ha agravado en los últimos años debido a la falta de inversión y mantenimiento en las plantas termoeléctricas, muchas de ellas con más de cuatro décadas de explotación. La dependencia de combustibles fósiles, especialmente el crudo pesado cubano, ha contribuido al deterioro del sistema eléctrico nacional.
La llegada de la Cankuthan Bey se produce en un contexto de frecuentes apagones y descontento social. Aunque su presencia podría aliviar temporalmente la situación, la solución a largo plazo requiere inversiones significativas y cambios estructurales en el sector energético cubano.
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