En un intento por reafirmar su liderazgo en medio de la peor crisis económica vivida en el país, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel anunció la realización de una “Marcha del Pueblo Combatiente” el próximo 20 de diciembre, tras la clausura de la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
“Sí hay bloqueo, sí se ha recrudecido el bloqueo, sí existe guerra económica, sí nos desprecian, sí nos intoxican vulgarmente, obscenamente y cargados de odio en las redes sociales… En respuesta a ese diseño de política hostil implementada, convocamos al heroico pueblo cubano a una marcha combatiente el próximo 20 de diciembre”, dijo el también primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC).
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Su propuesta, lanzada durante el discurso de clausura del IX Pleno del Comité Central del PCC, que se celebró este viernes en los salones climatizados del llamado “Palacio de la Revolución”, reflejó la “continuidad” de su gobierno y de la estrategia de la distracción que, según el teórico Noam Chomsky –tan celebrado por el castrismo- consiste en desviar la atención de la población de los problemas importantes, como elemento primordial del control social.
Un evento propagandístico ideado por el Gran Dictador
La “Marcha del Pueblo Combatiente” es un concepto que remonta a 1980, cuando el dictador Fidel Castro organizó manifestaciones masivas para reprimir a quienes buscaban asilo en la embajada del Perú, dando inicio al éxodo del Mariel.
Aquellas manifestaciones estuvieron marcadas por la violencia promovida desde las instituciones del régimen, los actos de repudio y las consignas del tipo “No los queremos, no los necesitamos”, “Pin pon fuera, abajo la gusanera” y “¡Qué se vaya la escoria!”, estableciendo un oscuro precedente en la memoria histórica cubana.
Orquestadas a través de grandes movilizaciones forzadas de militares, trabajadores y estudiantes, estas marchas -que requieren de recursos escasos en Cuba, como transporte público y combustible- han sido diseñadas como eventos propagandísticos a los que no suelen acudir los hijos y privilegiados de la élite comunista.
La "continuidad" apela a la propaganda en medio de la crisis
Durante su intervención, Díaz-Canel recurrió a un discurso cargado de consignas, repitiendo acusaciones habituales contra Estados Unidos y justificando la crisis interna con el “bloqueo criminal y genocida”.
Sin embargo, sus palabras no incluyeron propuestas concretas para resolver los graves problemas económicos que enfrentan los cubanos, desde el desabastecimiento hasta los apagones constantes.
Díaz-Canel apeló a la “resistencia creativa” y aseguró que saldrán adelante “potenciando los programas de desarrollo” mediante la “innovación y el trabajo”. Sin embargo, reconoció que el plan gubernamental para reimpulsar la economía no ha generado resultados satisfactorios.
Por su parte, el primer ministro Manuel Marrero Cruz admitió que existe una “insatisfacción generalizada” debido a la falta de coordinación y eficiencia en la implementación de medidas correctivas.
En este contexto, la convocatoria de la marcha es vista por analistas como una estrategia para desviar la atención de la gestión gubernamental y proyectar una imagen de unidad y resistencia ante la comunidad internacional.
Sin soluciones efectivas a la crisis que golpea a la isla, el gobierno parece optar nuevamente por el simbolismo propagandístico en lugar de abordar los problemas estructurales que afectan a millones de cubanos.
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