Así gasta el régimen cubano los recursos para garantizar la Marcha del Pueblo Combatiente

El régimen cubano prioriza recursos para la Marcha del Pueblo Combatiente, ignorando la crisis económica. El evento propagandístico busca mostrar fortaleza mientras cubanos enfrentan escasez y apagones.

Reunión para garantizar el evento © Facebook / Asamblea Municipal del Poder Popular Centro Habana
Reunión para garantizar el evento Foto © Facebook / Asamblea Municipal del Poder Popular Centro Habana

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En medio de la profunda crisis socioeconómica que se vive en Cuba, el régimen cubano continúa destinando recursos significativos para garantizar la realización de la llamada "Marcha del Pueblo Combatiente", programada para el próximo 20 de diciembre en La Habana.

Como ejemplo del gasto que supone el evento propagandístico, la Asamblea Municipal del Poder Popular (AMPP) de Centro Habana celebró una reunión "plenaria" en el Teatro América para coordinar el aseguramiento político del evento, según publicitó en sus redes sociales compartiendo imágenes del aforo conseguido.


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Captura de pantalla Facebook / Asamblea Municipal del Poder Popular Centro Habana

“Plenaria para el aseguramiento político a la marcha combatiente del pueblo revolucionario el próximo 20 de diciembre. Ahora mismo el Teatro América repleto de centrohabaneros comprometidos. Allí estaremos #ConLaFuerzaDeLaUnidad”, publicó en Facebook el órgano de gobierno municipal.

Con una capacidad de 1,775 espectadores, el Teatro América estuvo casi lleno durante la sesión. Los asistentes, en su mayoría representantes de las llamadas “organizaciones de masas”, funcionarios del gobierno local, autoridades y militantes del Partido Comunista, se comprometieron a garantizar el éxito de la marcha, según la AMPP de Centro Habana.

Sin embargo, esta demostración de fuerza ocurre en un contexto marcado por un deterioro acelerado de las condiciones de vida en la isla.

Cuba enfrenta una de las peores crisis económicas de su historia reciente, caracterizada por la escasez de alimentos, medicinas y combustibles, así como por un colapso generalizado de los servicios básicos. La población lidia con apagones prolongados, transporte público ineficiente y precios disparados debido a la inflación galopante.

En este panorama, la organización de la marcha ha despertado críticas tanto dentro como fuera del país. El uso de recursos estatales para financiar un evento político mientras la mayoría de los cubanos lucha por sobrevivir es percibido como una desconexión total entre las prioridades gubernamentales y las necesidades reales del pueblo.

Se espera que grandes cantidades de diésel sean empleadas para iluminar calles y trasladar a manifestantes desde diversas provincias. Este gasto contrasta con la realidad de apagones constantes y barrios enteros sumidos en la oscuridad debido a la falta de combustible para generar electricidad.

Analistas consideran que actos propagandísticos como esta marcha buscan proyectar una imagen de fortaleza interna y cohesión política, intentando desviar la atención de la crisis estructural que atraviesa el país. Sin embargo, para muchos cubanos, el evento simboliza el fracaso del gobierno para abordar sus problemas más urgentes y su incapacidad para ofrecer soluciones efectivas.

El gobierno de Miguel Díaz-Canel ha optado por recurrir a estas demostraciones públicas en lugar de implementar reformas profundas que alivien la situación económica. Mientras el Estado organiza masivos actos propagandísticos, la vida cotidiana de los cubanos se sigue deteriorando, alimentando el descontento social y la desesperanza.

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