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La crisis energética en Cuba continúa afectando gravemente la vida diaria de los ciudadanos, con la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) reportando una nueva jornada marcada por cortes prolongados y déficit en el suministro.
El parte más reciente de la empresa estatal expone una situación crítica: un déficit proyectado de 890 MW en el horario pico, que podría traducirse en afectaciones de hasta 960 MW, consolidando los apagones como una constante en la "nueva normalidad" de la isla.
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La víspera, el SEN registró afectaciones al servicio durante la jornada, alcanzando una máxima interrupción de 809 MW a las 18:30 horas, coincidiendo con la hora de mayor demanda. Este patrón, repetido durante meses, evidencia la incapacidad del sistema para cubrir la demanda, lo que provoca apagones que afectan hogares, servicios básicos y actividades económicas.
Para este lunes, la UNE reportó una disponibilidad inicial de 2,110 MW frente a una demanda de 1,900 MW, lo que permitió mantener el servicio en las primeras horas del día. Sin embargo, anticipó que la demanda alcance 3,000 MW en el horario pico, dejando un déficit insalvable de 890 MW, agravado por la salida de varias unidades generadoras y limitaciones en la generación térmica y distribuida.
Estado crítico de las plantas generadoras
El informe de este lunes se refirió someramente a las averías y mantenimientos en las principales centrales termoeléctricas (CTE) del país. A medida que se prolonga la crisis energética en Cuba, las autoridades optan por una mayor opacidad en sus informaciones, tal y como puede comprobarse en la nueva forma de comunicar de la UNE en sus redes sociales y sitio web.
En avería se encuentra la Unidad 2 de la central termoeléctrica (CTE) Felton. La empresa que dirige Alfredo López Valdés no mencionó en su último parte el estado en el que se encuentra la Unidad 5 de la CTE 10 de Octubre de Nuevitas, que en el parte del domingo se informó había salido de forma imprevista del SEN por una avería.
En mantenimiento se encuentran las Unidades 2 y 3 de la CTE Santa Cruz, las Unidades 3 y 4 de la CTE Cienfuegos, y la Unidad 5 de la CTE Renté.
La "nueva normalidad" y los recientes colapsos del SEN
Los apagones de gran magnitud han dejado de ser eventos excepcionales y se han convertido en una constante que refleja la incapacidad del sistema eléctrico cubano para operar de manera estable.
En octubre de 2024, los cortes eléctricos alcanzaron cifras alarmantes, acercándose a los 1,000 MW diarios de afectaciones. Lejos de encontrar soluciones, la UNE describió la crisis justificando los cortes como inevitables debido al estado de las centrales eléctricas.
A finales de octubre, la situación empeoró con colapsos repentinos y masivos del SEN que dejaron a grandes regiones del país sin electricidad durante horas o incluso días.
Según informes de la UNE, estos apagones masivos fueron consecuencia de una combinación de averías en plantas claves, escasez de combustible y falta de mantenimiento en una infraestructura obsoleta.
La falta de generación estable, unida a los mantenimientos y averías crónicas en las centrales térmicas, deja al sistema eléctrico al borde del colapso. Estas condiciones han sido agravadas por la dependencia de combustibles fósiles que el régimen intenta minimizar con proclamas acerca de la "soberanía energética" y presuntos programas de inversión en energías renovables.
Impacto en la población y respuesta oficial
Para los ciudadanos, los apagones se traducen en noches sin luz, pérdida de alimentos por falta de refrigeración y un impacto directo en la economía, ya que muchas pequeñas empresas y servicios se ven obligados a paralizar sus actividades.
Las largas jornadas sin electricidad también afectan el acceso al agua potable, el transporte y los servicios de salud, aumentando la frustración y el descontento social.
Mientras tanto, el gobierno ha optado por una narrativa que minimiza la crisis y se centra en culpar a factores externos como el embargo estadounidense, sin asumir responsabilidades por la falta de inversión en infraestructura eléctrica ni por los errores de planificación. En mayo de 2024, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy llegó a decir que los apagones eran soportables.
A medida que los cortes eléctricos continúan marcando la vida de los cubanos, la "nueva normalidad" se consolida como un recordatorio constante del colapso estructural de un sistema incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la población.
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