El artista cubano Yulier Rodríguez Pérez, conocido como Yulier P. (Camaguey, 1989), ha explicado en una entrevista concedida a CiberCuba cómo su arte contestatario le ha obligado a vivir al margen de los circuitos oficiales de exposiciones de la Isla, continuamente acosado por la Policía Política del régimen de Díaz-Canel y, además, ignorado por buena parte de los consumidores. "Cuando tu arte tiene un sentido político la gente se divorcia de él", asegura.
A pesar de ello y de lo desmotivador que resulta ver que "después de todo y después de tanto no interesas nada", Yulier P. defiende que no va a salir huyendo de Cuba, vendiendo lo poco que a su familia le ha costado conseguir y mucho menos dejando atrás a su mujer y a su hijo pequeño, que ya apunta maneras de artista porque, a veces, cuando él está trabajando en un lienzo grande, el niño, mete su pincel en la obra.
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Yulier P. ha comentado también a CiberCuba que muchos de los grafitis que le hicieron ganar prestigio y popularidad en La Habana, con sus imágenes expresionistas fantasmagóricas ya no existen. También asegura que nunca los borró, pese a que la Policía política le obligó a comprometerse a hacerlo en una de las muchas citaciones que ha recibido de la Seguridad del Estado.
Al no poder dibujar grafitis, Yulier P. optó por utilizar trozos de escombros y ahora trabaja en lo que podría ser su serie menos politizada y con inspiración en el esoterismo.
El artista ha contado, además, las dificultades que afronta para conseguir los materiales que necesita para trabajar bien porque son muy caros o porque las tiendas en las que antes se vendían, hoy han desaparecido o están desabastecidas. Aún así se mantiene firme en su propósito de defender su derecho a vivir en la Isla.
"No voy a salir huyendo de Cuba", dice tras admitir que es una decisión personal, que no está regulado y que tampoco tiene una respuesta clara sobre cuándo podrá pintar en libertad.
De lo que sí está seguro es de que esté donde esté, su arte va a reflejar la realidad que le rodea y que es la responsable de que su trabajo sea profundamente político, muy ligado a La Habana y al deterioro de la ciudad.
Quien quiera comprar su obra, puede ponerse en contacto con él a través de las redes sociales para hacer el envío desde Cuba y buscar facilidades para, llegado el caso, poder hacer los pagos fuera de Cuba.
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