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Disertar sobre “desarrollo humano sostenible” mientras se agita una mano con un reloj de lujo, que da la misma hora que cualquier reloj, es cuanto menos hipocresía. Y en Cuba, esa hipocresía tiene nombres y apellidos: Miguel Díaz-Canel y su esposa, la "no primera dama" Lis Cuesta Peraza.
Mientras el pueblo cubano sobrevive a la peor crisis económica en décadas, con escasez extrema de alimentos y medicinas, apagones de hasta 20 horas y una pobreza que roza lo medieval, la "familia real" se pasea con lujos propios de los millonarios, la burguesía y la aristocracia que tanto critican en sus discursos.
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La última demostración de este descaro tuvo lugar en el Congreso Internacional Pedagogía 2025, un evento supuestamente enfocado en la "educación, la ciencia y la innovación para un desarrollo humano sostenible".
Y, por supuesto, quién mejor para hablar de "sostenibilidad" y "educación" que Cuesta Peraza, esa incansable promotora del "turismo cultural", la exportación de servicios académicos, amante de la buena mesa y coordinadora del panel "La internacionalización de la Educación en la sociedad del conocimiento".
Su ponencia, un "lujo intelectual" al nivel del reloj que llevó en la muñeca, fue borrada del sitio web del evento. Sin embargo, en las redes sociales quedó expuesto el Aigner (Ladies Watch Dogna Silver-Gold) que la modesta funcionaria del ministerio de Cultura (MINCULT) se compró con su salario.
¡Nada, una bobería valorada en 549 euros! Si Aigner se publicita diciendo que "representa la artesanía, la más alta calidad y el diseño atemporal, así como el lujo, tendencia y espíritu de la moda desde 1965", son exageraciones del fabricante muniqués. No es para tanto, ¡tan solo es un pequeño detalle para alguien que promueve la equidad y el desarrollo social!
De la Biblia que portaba en su mano y el papel que sobresalía de sus páginas, en el que se podía leer “Esta es la cita sobre lo de…”, sin comentarios. Al igual que de su atuendo para la ocasión.
Cuesta Peraza, quien también ha sido vista anteriormente luciendo un reloj Cartier de miles de dólares durante la defensa de su tesis doctoral, parece haber estudiado el concepto de "igualdad social", pero lo de llevarlo a la práctica...
En su versión, la "equidad" que pregona el socialismo que el régimen impone como única ideología -y defiende como último recurso para legitimar su totalitarismo-, no es incompatible con la imagen de un pueblo hambreado y reprimido mientras ella desfila por eventos internacionales "inflando" con sus joyas de lujo.
Seguramente, su eliminada ponencia incluyó una crítica feroz a la desigualdad del mundo capitalista, ese mismo en el que se venden los relojes y accesorios que ella y su círculo disfrutan.
Porque la "no primera dama" no está sola en esta exhibición de lujos en medio de la miseria generalizada. Su esposo también ha sido captado con relojes de alta gama en múltiples ocasiones. En 2019, lució un TAG Heuer de 1,750 dólares en una visita a Sancti Spíritus.
En 2024, coronó su hipocresía con un Rolex GMT Master II de 13,000 dólares mientras recibía a la delegación cubana de los Juegos Olímpicos de París. Todo esto en un país donde la mayoría de los trabajadores no gana ni 20 dólares al mes.
El lujo también se extiende al hijastro del también primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), Manuel Anido Cuesta, quien ha sido visto en sus "giras internacionales" con un portafolio Montblanc Extreme 3.0 de 1,385 dólares.
El "asesor" y "disidente de la familia", quien es presentado como un funcionario "asesor" del gobernante, tiene debilidad hacia las firmas de lujo, algo que han podido ver los cubanos que se preguntan cómo su salario le permite pasearse con un look de más de 3,000 dólares junto a su pareja, la actriz Ana de Armas, por Madrid, la Toscana y otros idílicos parajes y estancias de la vieja y capitalista Europa.
Mientras los cubanos buscan desesperadamente alimentos, la familia entronizada en Palacio por obra y gracia del dictador Raúl Castro se pasea con accesorios de diseño que cuestan lo que una familia cubana no gana en una década.
Todo este espectáculo de ostentación tiene lugar en un evento repleto de patrocinadores que, curiosamente, incluyen organizaciones como UNESCO, el British Council y UNICEF, dedicadas teóricamente a la equidad y el desarrollo.
Junto a ellas, empresas cubanas como ETECSA —conocida por sus tarifas abusivas en un país donde la conectividad es un lujo— y el grupo azucarero estatal AZCUBA, que bien podría explicar dónde está el azúcar que ya casi no se ve en la mesa del cubano promedio.
También figuran otras instituciones como las Mipymes Guajiritos S.R.L., Dofleini y el nido de trolls de la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas), que se codean con el régimen en este circo de "educación para el desarrollo".
La contradicción es tan brutal que ni Orwell se habría atrevido a escribir algo tan descarado: un congreso sobre "desarrollo sostenible" donde la esposa del gobernante que hace llamados a la austeridad y el sacrificio, exhibe relojes de lujo, mientras el pueblo no tiene ni pan. Se ha llegado al punto en que los cerdos caminan sobre dos patas.
Un gobierno que grita "socialismo o muerte", pero se pasea con accesorios de diseño importados de Europa. Un régimen que se llena la boca hablando de "igualdad", mientras su cúpula disfruta los beneficios de un sistema de privilegios que haría sonrojar a cualquier monarquía del Golfo.
¿Hasta cuándo el pueblo cubano tendrá que soportar esta desvergüenza? ¿Cuántos relojes de lujo más se sumarán al desfile de ostentación de la "familia real"? ¿No debería La Machi deshacerse de sus joyas para aliviar el sufrimiento de cubanos o palestinos, a los que dedica melodramáticos trinos con "el corazón en modo estropajo"?
Mientras Cuesta Peraza y Díaz-Canel siguen jugando a las "casitas" en su papel de nuevos ricos -con el sudor y el hambre del pueblo-, la brecha entre la propaganda revolucionaria y la cruda realidad sigue creciendo. Y aunque ellos sigan adornando sus muñecas con oro y diamantes, la historia ya los ha condenado a las páginas de los seres infames y letrinosos.
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