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El gobierno cubano anunció que prevé incorporar mil megawatts (MW) de generación solar al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) en 2025, como parte de un ambicioso plan que incluye la construcción de medio centenar de parques fotovoltaicos distribuidos en todo el país.
Sin embargo, esta medida llega acompañada de una importante limitación: la falta de baterías para almacenar la electricidad generada, lo cual significa que la energía solar solo podrá utilizarse en tiempo real, durante el día, sin posibilidad de cubrir la demanda nocturna, cuando se produce el mayor consumo.
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En una entrevista publicada por el diario oficial Granma, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, admitió que, aunque ya se encuentran en el país “los primeros contenedores de acumulación”, aún no se han instalado las baterías necesarias para el almacenamiento.
Según explicó, los sistemas fueron contratados por etapas, dejando para el final la instalación de las baterías, ya que estas “no deben estar sin cargarse un tiempo determinado” para evitar su deterioro.
Afirmó que se trata de un proceso simple, donde las baterías “son como gavetas que deben acoplarse”, pero no ofreció fechas claras para su implementación ni detalles logísticos sobre su integración al sistema.
Esta carencia crítica condiciona los beneficios del proyecto de energía solar: la electricidad generada durante el día se perderá si no se consume en tiempo real, y no servirá para aliviar los apagones que afectan a millones de cubanos en horas nocturnas.
El propio ministro reconoció que, incluso con los mil MW proyectados, no desaparecerán los apagones: “¿Van a quedar 500 MW de déficit si instalamos 1.000 MW solares? Pues no, porque de los 1.500 MW de déficit hubo días en que 1.000 MW fueron por combustible”, señaló.
La crisis energética que atraviesa Cuba tiene raíces profundas, según admitió el titular del sector.
Mencionó la falta de mantenimiento en las envejecidas termoeléctricas, muchas de ellas operando desde hace más de 40 años, lo cual ha provocado roturas constantes y una drástica caída en la capacidad de generación.
A esto se suma el desplome de la producción nacional de petróleo, la falta de inversión para perforar nuevos pozos o mantener los existentes, y la ausencia de una infraestructura moderna para transportar y refinar crudo.
El propio ministro admitió que, aún si todas las termoeléctricas estuvieran operativas, el crudo nacional no sería suficiente para alimentarlas.
Los datos ofrecidos por el propio gobierno son reveladores: al cierre de 2024, la producción nacional de crudo disminuyó en 138,028 toneladas debido a la escasez de recursos materiales y financiamiento.
Actualmente, se producen alrededor de 40,000 barriles diarios, cantidad que apenas cubre una tercera parte del consumo nacional.
Además, los pozos cubanos solo logran extraer el 6 % del crudo presente en el subsuelo, por lo que las autoridades estudian cómo elevar ese índice al 10 % u 11 %, lo que permitiría duplicar la producción.
Se han identificado zonas con potencial petrolero en Boca de Jaruco, entre Fraile y Jibacoa; en La Habana del Este y Alamar; y al sur de los yacimientos de Puerto Escondido y Canasí.
Para 2025, se prevé una campaña exploratoria con la meta de incorporar entre tres y cinco nuevos pozos, asimismo, se insiste en la necesidad de incentivar la prospección para descubrir crudos de mejor calidad y explorar yacimientos en zonas costeras.
La instalación de los parques solares se presenta como una solución de urgencia para reducir el uso de combustibles fósiles importados, en un país donde más del 50 % del combustible disponible se destina exclusivamente a la generación de electricidad.
Sin embargo, el plan energético depende de la importación de paneles, componentes electrónicos, sistemas de acoplamiento y, ahora, también de baterías, cuya ausencia limita la sostenibilidad del proyecto.
Mientras tanto, los apagones continúan siendo parte de la vida diaria de la mayoría de los cubanos, que enfrentan cortes prolongados sin soluciones efectivas a corto plazo.
La ausencia de una política energética coherente, con inversiones reales y sostenidas en mantenimiento, tecnología e infraestructura, mantiene al país en una situación de vulnerabilidad extrema.
Aunque el impulso hacia fuentes renovables representa un paso en la dirección correcta, la falta de baterías convierte el proyecto en una promesa incompleta.
Sin capacidad para almacenar la electricidad generada, el país seguirá dependiendo del sol… pero solo mientras brille.
El gobierno cubano aseguró este miércoles que se ubicará próximamente entre los tres primeros países del mundo en avanzar más rápidamente en la transición hacia el uso de energías limpias, en medio de la profunda crisis energética que enfrenta actualmente la nación.
Durante su intervención en el programa televisivo oficialista Mesa Redonda, Ramsés Monte Calzadilla, director de Política y Estrategia del Ministerio de Energía y Minas (MINEM), afirmó que Cuba está realizando avances significativos en materia de energías renovables.
Preguntas frecuentes sobre la energía solar en Cuba y los desafíos del sistema eléctrico
¿Qué planea el gobierno cubano con respecto a la energía solar?
El gobierno cubano ha anunciado la incorporación de mil megawatts (MW) de generación solar al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) para 2025, mediante la construcción de alrededor de cincuenta parques fotovoltaicos en el país. Sin embargo, el proyecto carece actualmente de baterías para almacenar la electricidad generada, lo que limita su utilidad a las horas diurnas.
¿Por qué la falta de baterías es un problema para el proyecto solar en Cuba?
La ausencia de baterías en el proyecto solar cubano significa que la energía generada solo puede utilizarse en tiempo real durante el día. Esto impide que la electricidad solar contribuya a satisfacer la demanda nocturna, cuando el consumo es mayor y los apagones son más frecuentes, lo que limita significativamente el impacto positivo del proyecto en la crisis energética del país.
¿Cómo afecta la crisis energética actual en Cuba a los ciudadanos?
La crisis energética en Cuba resulta en apagones diarios que afectan la vida cotidiana de millones de personas. Estos cortes de energía interrumpen la producción, los servicios de salud y la educación, y reflejan el deterioro estructural del sistema eléctrico debido a años de mala gestión y falta de inversión.
¿Qué otros desafíos enfrenta el sistema eléctrico cubano?
El sistema eléctrico cubano enfrenta desafíos como la falta de mantenimiento en las termoeléctricas, el desplome de la producción de petróleo, la ausencia de tecnología moderna, y una infraestructura obsoleta. Estos problemas estructurales contribuyen al colapso del Sistema Eléctrico Nacional y a la persistencia de apagones prolongados.
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