Sandro Castro, nieto del fallecido dictador cubano Fidel Castro, volvió a encender las redes sociales tras publicar un nuevo video en Instagram en el que presumió, una vez más, de su estilo de vida ajeno a la realidad del cubano de a pie.
“Buenos días mañaneros. Les anuncio la película del gran fin de semana: ¡El Hombre Kristash!”, dijo Sandro en el clip, insistiendo en su faceta de estratega de la provocación que busca aumentar el tráfico de sus contenidos a golpe de reacciones de indignación y burla hacia sus “campañas” publicitarias.
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Con su bar EFE convertido en un tugurio cada vez más decadente, el joven “emprendedor y revolucionario” incursiona en el mundo de la mercadotecnia y la publicidad, dando una bizarra promoción a la Cerveza Cristal, una bebida de “lujo” para el miserable poder adquisitivo de los trabajadores cubanos.
Una muestra de sus mensajes provocativos fue publicada por "el rey de la noche habanera" en sus estados de Instagram, donde compartió la ilustración realizada por el diseñador @ramon8art, en cuyo cartel se podía leer el eslogan "Cerveza Kristash... pa los niños de papash".
Mientras el pueblo enfrenta la peor crisis económica de su historia, el heredero de la casta que gobierna en Cuba desde hace 66 años se grabó en un parque habanero ejecutando uno de sus ridículos y majaderos performances, en los que lo mismo se convierte en vampiro o superhéroe con igual denominador común: una guanajería inimitable, rayana en la estupidez.
Una lata de Cerveza Cristal (355 ml), la misma que Sandro suele mostrar en sus fiestas, cuesta 0,84 euros en tiendas como Supermarket23, lo que equivale a unos 302 pesos cubanos al cambio informal (este domingo 1 EUR = 360 CUP). Esta cifra representa casi el 15% del salario mínimo mensual en Cuba, establecido en apenas 2,100 CUP.
Normalizar la desigualdad galopante, la indiferencia ante la pobreza y la exclusión social, y el auge de una “oligarquía” vinculada al poder del régimen comunista totalitario, es uno de los grandes desafíos que intenta solucionar la “continuidad” de Miguel Díaz-Canel, un “líder” que afirma no haber renunciado al socialismo, sino estar “perfeccionándolo”.
Para ello, el gobernante ha hecho fervientes llamados al uso de la Inteligencia Artificial y, al parecer, el resultado de sus experimentos ha sido el nacimiento de un nuevo bufón de alma siniestra e inteligencia de muñeco de peluche que, amparado en el “prestigio” de su apellido, hace de saltimbanqui y exhibe sus partes a quienes creyeron el cuento de “la revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes”.
A pesar del rechazo público que ha generado en múltiples ocasiones, Sandro continúa exhibiendo su exclusivo tren de vida. Para muchos cubanos, sus publicaciones no son simples excentricidades, sino provocaciones que evidencian la desconexión entre los privilegios de los hijos del poder y la precariedad cotidiana de la mayoría.
Pero el nieto del dictador sigue sin escarmentar y amplía el catálogo de sus payasadas, alentadas por la Contrainteligencia y avaladas científicamente por el autor de la “resistencia creativa”, que hace caso a la IA que le instaló Alejandro Castro Espín en su computadora, siguiendo las órdenes del Gran Programador del Pie en el Estribo.
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