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La propagandista española al servicio del régimen cubano, Ana Hurtado Martínez, desveló recientemente la noticia de sus nupcias con un misterioso personaje que venía apareciendo en fotos compartidas en Facebook desde abril de 2024.
“Hasta que la muerte nos separe. Esta Revolución me dió (sic) el mejor regalo de mi vida hasta el momento. ‘Un cubano de verdad, que da la vida por su tierra. Vive de frente y derecho, preparado pal' combate, y a su bandera se aferra’. Gracias Cuba”, dijo este 8 de abril la española en el post que hizo público su matrimonio, citando la canción “Me dicen Cuba” del trompeta revolucionario Alexander Abreu.
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Pero nada dijo de la identidad del “afortunado” marido, ni la fecha en la que oficializó el matrimonio. Anita dejó una foto vestida de blanco junto a su pareja, un hombre canoso vestido también con guayabera blanca, sentados ambos ante el notario que oficializó el “sí quiero” de una comunista que todavía arrastra la liturgia católica de su tierra y hace votos de unión hasta que la pelona intervenga.
“¡Eh! Desclasificación de hechos históricos”, comentó en la publicación su amiga del alma, maestra y compañera de causa, Marxlenin Valdés, académica, comunicadora y esposa de Fidel Antonio Castro Smirnov, nieto de vete tú a saber quién.
El comentario indica que el bodorrio pasó hace un tiempo, ya es un “hecho histórico”, algo que corrobora lo también comentado por la diplomática y amiguísima de la contrayente, Tania Causse, quien se define en sus redes sociales como “comunista, vanvanera, industrialista y fidelista en todas mis vidas pasadas, la actual y las por venir”... o sea, una leninista creyente en la reencarnación.
Viviendo una suerte de “asilo político” en Cuba desde octubre de 2022, la pasionaria de la finca ha encontrado a “un cubano de verdad”. Bueno, no lo encontró; como toda ejemplar adoctrinada, el maridito se lo dio (sin tilde, Anita, por favor) la “revolución”.
Evadiendo la justicia española, que la condenó tras las demandas interpuestas por el médico activista cubano-español, Lucio Enríquez Nodarse, Hurtado Martínez ha encontrado el paraíso en la Cuba post-comunista de estos tiempos, gobernada por un pelele que dice ser líder de un movimiento llamado “continuidad”, a quien mueven los hilos la familia Castro y el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA).
Esa Cuba repleta de hoteles vacíos y hospitales en ruinas, de marinas que proliferan mientras se hunde la salud pública, de manjares y mesas suecas mientras desaparece la libreta de abastecimiento; ese archipiélago con cayos de arenas blancas donde buscan inspiración los pagados panfletistas que luego cantan las victorias de la “revolución”, su sentido de igualdad y justicia social, su salud y educación universales, y otros misterios que se revelan con saoco a la orilla de aguas turquesas, o inhalando fuerte el salitre desde un yate o catamarán.
En esa cuba idílica abreva la ubetense, recorriendo de San Antonio a Maisí todas las casas de visita, hoteles e instalaciones de los militares y oligarcas del régimen, conociendo la isla más que los propios cubanos, adentrándose en su espiritualidad de la mano de la madrina de Díaz-Canel, matando canallas y desfaciendo entuertos con su pluma justiciera al servicio de Cubadebate. Y en esa cuba, encontró el anillo, como El Lebrijano bajo el puente.
¿Y quién es él?, que diría Perales. Según Cubanos por el Mundo, el agraciado sería el teniente coronel (quizás más, o quizás menos) Senén Casas, hijo del difunto general Senén Casas Regueiro, quien fuera mano derecha de Raúl Castro, viceministro primero de las FAR, Jefe del Estado Mayor General y ministro de Transporte hasta su muerte en 1996 por infarto del miocardio, seis meses después del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate y el fallecimiento de cuatro pilotos civiles.
A Casas Regueiro se le conocía “por su fidelidad a la causa revolucionaria”, es decir, a la familia Castro. Soldado en la Sierra, bajó con grados de capitán y alcanzó los máximos cargos y honores dentro de la nomenclatura del “poder revolucionario”. De su hijo se dice que creció apegado a la familia del ministro y que era amigo desde la infancia de Alejandro Castro Espín, el hijo de Raúl y uno de los personajes con más poder dentro del régimen totalitario.
De hecho, rumores que circularon en agosto de 2012 señalaron a Senén Casas (hijo) como ayudante personal del coronel Castro Espín, con grados de teniente coronel. En aquel entonces, se dijo que estaba detenido en Villa Marista por colaborar con los servicios de inteligencia norteamericanos, algo evidentemente descartado, pero que pudo estar relacionado con las maniobras cada vez más ambiciosas de El Tuerto (Castro Espín) encaminadas a consolidar su herencia dictatorial.
Así que, de ser ciertas las suposiciones de Cubanos por el Mundo, Anita pescó un magnífico ejemplar en su aventura caribe, un “hijito de papá” de los grandes, un “aristócrata” del régimen, nacido en “noble” cuna, rodeado de privilegios y enchufado directamente con la familia Castro. Y según ese medio, al parecer ambos andaban legalizando el matrimonio en el Consulado español a mediados del pasado año.
La “madre patria” apesta a castrismo desde hace años, pero señales como estas, incluyendo el desembarco en Madrid del vástago de Lis Cuesta Peraza y asesor de Díaz-Canel, de la mano de la estrella de La Colmenita (la otra Anita, la “de Armas”), más abogados y testaferros del régimen, están convirtiendo a España en refugio de corruptos y criminales del chavismo y el castrismo, dedicados al blanqueo de capitales, la corrupción y la buena vida.
Acoplada a esa matriz de poder, Anita es ahora un peluche aceptado en los círculos afines a la familia Castro, la “cheburashka” de Senencito, la ambia del ex espía Gerardo Hernández Nordelo y los nietos de José Luis Tassende de las Muñecas, otro amigo íntimo de Raúl.
“El poder solo se le da a quién se atreve a tomarlo”, dijo Hurtado Martínez a finales de mayo de 2023. Y ella lo tomó a conciencia, paso a paso, sabiendo que el régimen la necesitaba en su nuevo campo de batalla, las redes sociales.
Desde que inventara su eslogan “la gusanera infarta” en 2022 hasta el braguetazo de primavera de 2024, la española ha dejado ver su tenacidad, esa voluntad de poder que la ha convertido en feliz esposa de un heredero del cacicazgo insular.
Lástima que el intelecto no acompañe tan notable empeño por brillar en el “paraíso” de la dictadura y su apagada sociedad. De haber sido dotada con la capacidad de reflexionar, Anita le habría dado un repaso a su mensaje de estado civil y habría visto la contradicción entre los términos.
“Hasta que la muerte nos separe” quiere decir “hasta el final de la vida”. Sin embargo, “esta Revolución me dio el mejor regalo de mi vida hasta el momento” quiere decir lo que quiere decir: “hasta el momento”.
¿Pretende Anita recibir mejores regalos de la "revolución"? ¿Mejores aún que el amor eterno?
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