Alex Rodríguez se despidió ayer entre lágrimas del público, de los periodistas, de los Yankees de Nueva York, y del beisbol.
Varias veces tuvo Alex que hacer una parada en su discurso. Tomar agua... respirar. Cuando un jugador de beisbol se retira, siempre es asi: con dolor.
Su nombre quedará grabado en la memoria de todos los que le vieron jugar, y pudieron apreciar a un hombre que dentro del diamante podía hacerlo todo, y lo hacía bien.
Su nombre estuvo manchado en los últimos años por un escándalo de dopaje, pero tras regresar en la temporada pasada, limpio, disparó 33 cuadrangulares, como para demostrar que él seguía siendo A-Rod, el ídolo de muchos.
Este año las cosas no le fueron bien, y el equipo, y él, decidieron terminar en santa paz.
Sin embargo, el manager Joe Girardi no le concedió su último deseo: que le dejara jugar el último juego de su carrera como regular en la 3ra base.
Le decimos adiós a un grande: Alex Rodríguez.
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