En el juego de este jueves entre Industriales y Las Tunas, correspondiente al Play Off semifinal de la 57 Serie Nacional de Béisbol, el mánager azul Víctor Mesa le dio una lección de comportamiento al público presente en el estadio Latinoamericano, cuando los aficionados comenzaron a gritarles “palestinos” a los visitantes.
Es costumbre en nuestros estadios que cuando los aficionados locales se sienten seguros con el dominio de su equipo comiencen a agredir verbalmente a los visitantes. A los Industriales les gritan “leonas” fuera de La Habana. En el Latino, a Pedro Luis Lazo le gritaban “Mono”, a Donald Duarte le gritan “Pato Donald”, a los orientales les gritan “palestinos”, y en cualquier provincia se escuchan groserías de diverso calibre geográfico, sexual o cultural según el contrario de que se trate.
Pero la grosería no es por la palabra “palestinos”. Pudieran gritarles “letones” o “guanajatabeyes”. Igual sería una grosería, porque se dice para insultar, como expresión de sentimiento de desprecio y superioridad, de discriminación étnica o provincial, lo cual es lamentable por la carga ética que contienen esas palabras, además, por supuesto, de muy poco generoso y hospitalario con el visitante.
Es verdad que en estadios de todo el mundo insultan a los contrarios, pero la grosería no es menor ni más noble porque se practique en muchos lugares.
Pues ayer Víctor Mesa salió de su cueva azul y mandó a callar a los aficionados.
Lo bueno de esto es saber que alguien tiene el coraje de pararse frente a 50 000 personas y soltarles un regaño por portarse mal.
Lo malo es que nuestro pueblo, para educarse y aprender, necesite siempre el regaño de un caudillo gritón, de alguien a quien respeten y a quien teman.
Lo sorprendente es que una masa de 50 000 gentes, que hubieran podido revirar fácilmente sus groserías contra Víctor Mesa, se hayan, sin más, callado.
Lo contradictorio es que cualquiera de los aficionados que gritó ayer “palestino” tiene un pariente en el campo, una abuela que vino de Santiago, un amigo policía tunero o un aliado granmense en su equipo. Cualquiera de esos aficionados se ofendería si a su abuela la insultaran, por vieja o por palestina.
Lo ridículo es que ese aliado granmense ha sido el héroe de las dos victorias que ha conseguido Industriales en este Play Off.
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