A varios meses de haberse producido la histórica visita del presidente norteamericano Barack Obama a Cuba, continúan llegando historias y testimonios que muestran la trascendencia que este evento ha tenido, no solo para las relaciones entre las dos naciones, sino para algunos de los habitantes de ambos países.
Uno de los más recientes es el de la paladar San Cristobal en Centro Habana, escogida por la familia Obama para su primera cena en Cuba, y que ha decidido convertir el espacio, la mesa donde comieron y los objetos que tocaron en un rincón, bautizado como El Rincón de Obama, conmemorativo de la gran noche en que fueron testigos de la cena presidencial.
Fotos de la cena de la familia Obama, la botella del vino consumido, la taza donde Obama bebió café, objetos tocados por la ilustre familia, y un cuadro realizado por un artista plástico cubano profesor de la escuela de San Alejandro que inmortaliza el momento, son algunos de los elementos que componen el rincón.
El espacio se ha convertido no solo en una especie de museo que da fe de uno de las noches más importantes vividas por la paladar cubana, sino en lugar de obligada visita de quienes quieren conocer los sitios que Obama visitó en Cuba.
“Obama siempre va a estar en el corazón de los cubanos y va a estar recordado en esta paladar siempre”, dice Carlos Cristóbal, dueño del local donde la familia presidencial degustó lo mejor de la cocina cubana.
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