La laguna del Tesoro, extenso lago de agua dulce que cubre un total de 16 kilómetros cuadrados en el sur de Matanzas, en el mismo corazón de la Ciénaga de Zapata, debe su nombre a una antigua leyenda aborigen que se hace eco en la historia de la región desde hace más de 500 años.
Cuentan que en una aldea taína de la zona sus pobladores, extremados por los abusos y el saqueo sin límite de los conquistadores, tomaron la decisión de arrojar todas sus riquezas al fondo del lago antes que entregarlas o vérselas arrebatar y así se deshicieron de todo el oro, la plata, las cerámicas, las conchas y las piedras que poseían. Desde ese momento el anónimo lago se convirtió en “la Laguna del Tesoro.”
En la actualidad el mayor tesoro de este sitio espectacular, aparte su historia, su quietud y su belleza natural sin igual, lo constituyen su flora y su fauna. En la laguna y sus alrededores conviven una gran diversidad de especies de aves, peces, reptiles y mamíferos de gran importancia, muchos de los cuales, endémicos de nuestro país como el Manatí y el Manjuarí.
En el centro de la laguna además se encuentra el Parque Turístico Guamá, llamado asi en honor a uno de los primeros caciques cubanos que se rebelaron a los conquistadores, donde se ha intentado inmortalizar la vida de los aborígenes taínos con un total de 26 esculturas que representan a hombres, mujeres y niños en tamaño natural, en las distintas faenas cotidianas de las tribus en la época precolombina.
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