El Sistema de Salud cubano ―calificado comúnmente en la Isla como uno de los logros de la Revolución― para muchos cubanos de a pie se ha convertido en uno de los problemas que tienen que enfrentar en su día a día.
Falta de médicos o especialistas, de insumos, deterioro de las instalaciones y una larga lista de carencias materiales que para muchos no es acorde con el concepto de “potencia médica”.
Tal como se expresa en este reportaje de "En caliente prensa libre" para Martí Noticias, es incuestionable que la salud pública en Cuba en principio es gratuita, pero también es cierto que los médicos ―como cientos de miles de cubanos― no ganan lo suficiente (ello a pesar de haber sido beneficiados por varias subidas salariales).
El no ganar lo suficiente ―entre otros motivos― ha traído como consecuencia que la vocación se haya relativizado en muchos médicos, y que una suerte de "soborno involuntario” se haya convertido en una práctica extendida y creciente bajo el concepto de “regalo”.
"El regalo" es ese plus que inviertes en ser atendido seguramente antes y también un poco mejor, que aquellos que no llevan nada y se acogen a la gratuidad universal de los servicios médicos cubanos.
Este reportaje indaga en la opinión de varios cubanos que tienen percepciones diferentes sobre un mismo asunto.
La realidad varía según las experiencias de cada cual: hay quien explica que nunca ha regalado nada y siempre lo han tratado bien, y quien dice exactamente lo contrario.
Por otra parte, la corrupción derivada del tráfico de medicamentos es otro de los fenómenos crecientes en Cuba, una Isla donde muchos de sus ciudadanos intentan servirse de su profesión, oficio o trabajo para completar un salario que les resulta insuficiente para vivir.
El cubano "inventa" y por ello no es de extrañar que alguien se siente a vender medicinas en una esquina como si vendiera pasteles.
Sin embargo, el contrabando a costa de la salud de las personas es triste, y cuestiona los valores de una sociedad que no debería darse el lujo de lucrar a costa de la enfermedad ajena.
El sistema de salud pública cubano se “agrieta”: la necesidad económica, la desilusión, la falta de valores y las carencias materiales, comienzan a dejar huellas.
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