
Comer en las llamadas “paladares”, en Cuba, se ha puesto de moda a lo largo y ancho de la Isla, pero es una moda accesible principalmente para el turismo extranjero, pues los cubanos residentes en la Isla tienen difícil poder acceder con su salario a sitios así.
Los cubanos que viven en Cuba y van a paladares es o bien porque viajan mucho fuera (por trabajo); o trabajan para firmas extranjeras en la Isla o pertenecen a la propia red cuentapropistas que genera ingresos estables en divisas y ello les permite cierto nivel de vida por encima de la media.
También están quienes son llevados a las paladares por familiares “de fuera” que los invitan de manera ocasional, mientras están de visita en Cuba.
Lo cierto es que, aunque suene a verdad de Perogrullo, vale la pena recordar que un elevado número de profesionales cubanos no pueden permitirse gastarse medio salario en una cena.
Y ni qué decir cuando se trata de paladares reputadas, famosas o chics como “La Guarida”, “San Cristóbal” o “La Fontana”…. Para buena parte de la población, las paladares son lugares de pasar, mirar, y seguir de largo.
En este reportaje divulgado por Martí Noticias, varios de los entrevistados lo confirman claramente.
Incluso no falta quien repara, de forma jocosa, en una dura realidad:
“Eso es imposible: aquí el salario no da para nada. Si vistes no comes, si comes no vistes…Si quieres hacer las dos cosas, te vuelves loco”.
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