De los 50 cines que aparecen registrados en La Habana, en las “Páginas Amarillas” de ETECSA, más de la mitad se encuentran cerrados al público por el avanzado deterioro material en que se encuentran.
Deterioro que ―en los pocos que todavía funcionan― se evidencia en techos, paredes, butacas, pantallas y proyectores.
Las nuevas tecnologías ―que ha llevado el cine a las salas de las casas― y también los múltiples derrumbes y abandonos, han acabado por limitar en gran medida la experiencia cinematográfica a “pantalla grande” en La Habana. Ha quedado reducida, apenas, a los cines de la calle 23 (Vedado), a la sala multicine de Infanta, y poco más.
En un intento por no perder el espacio cultural que representan, algunos cines de barrio se han transformado, con el pasar de los años, en espacios comunitarios como discotecas, pequeños teatros donde se realizan funciones de circo y otras actividades culturales, o sedes de compañías artísticas.
Sin embargo, esas iniciativas no siempre han fructificado, y en todos los casos han tenido que enfrentar, como han podido, las pésimas condiciones constructivas de las edificaciones.
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