Casi treinta años después, continúa siendo impactante el testimonio de varios de los “frikis” que han sobrevivido al VIH que ellos mismos se autoinfectaron entre finales de los 80 y comienzos de la década del 90, en Cuba.
La idea del sanatorio donde eran internados los enfermos de SIDA como fuente de salvación, como especie de comuna que les permitiera acceder a un plato de comida y a un techo, sigue pareciendo increíble.
Sin embargo, es una verdad tan insólita que el propio cine no dudó en hacerla suya en la película cubana "Boleto al paraíso" (Gerardo Chijona, 2010).
Al principio, el sanatorio en Cuba estaba a cargo de los militares. Sin embargo, en 1989 el Ministerio de Salud tomó el control, y a partir de ese momento los pacientes, sin salir del recinto, respiraron libertad: se les permitía escuchar y tocar música, vestir como quisieran y hacer “vida normal” en las instalaciones del sanatorio, popularmente llamado “Los Cocos”.
Este reportaje, que entrevista a algunos de los sobrevivientes de aquella aventura, ha sido preparado por VICE.
Aunque reintegrados a la sociedad, estos seguidores del punk rock se saben frikis para siempre, sobre todo después de haber tomado una decisión que no tiene marcha atrás.
¿Arrepentimiento? Al menos uno de ellos lo niega, sólo que él ha tenido la suerte de contarlo, mientras que muchos de sus amigos quedaron por el camino.
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