El socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier ―exministro de Asuntos Exteriores y candidato de la gran coalición de gobierno en Alemania― fue elegido ayer, domingo 12 de febrero, presidente del país germano, por mayoría absoluta en la Asamblea Federal.
La candidatura de Steinmeier fue apoyada en primera votación por 931 de los 1.253 delegados presentes en la Asamblea alemana, órgano que se reúne cada cinco años para designar al jefe del Estado.
La elección de Steinmeier se daba por segura, ya que las fuerzas de la gran coalición ―la Unión Cristianodemócrata (CDU) que lidera la canciller, Angela Merkel, su ala bávara de la Unión Socialcristiana (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD)― sumaban 924 votos. A ello se añade que los verdes y los liberales también le habían garantizado su apoyo. Se registraron 103 abstenciones y 14 votos nulos.
Steinmeier asumirá la presidencia del país ―cargo con funciones eminentemente representativas― el próximo 18 de marzo, y suspenderá su militancia en el SPD como muestra de independencia y neutralidad.
Aunque medios de prensa destacan que “no es un político que suela dar grandes titulares”, lo cierto es que en los últimos meses ha llamado la atención su dureza hacia el presidente norteamericano, Donald Trump.
Lo ha definido como un “predicador del odio”, y tras las elecciones norteamericanas, Steinmeier dijo que el resultado no era el deseado por la mayoría de alemanes. También ha reaccionado a la defensa que ha hecho el presidente estadounidense de la tortura.
Steinmeier representa el sentir mayoritario de la clase política alemana. De hecho, en un reciente discurso, el presidente del Parlamento alemán alertó contra los peligros del aislacionismo y del “nosotros primero”; franse que parece haber sido una clara alusión al “American first”, enarbolado por Donald Trump el día de su investidura, el pasado 20 de enero, y que se ha convertido en lema de su primer mes de mandato junto a su frase electoral: “Make America Great Again”.
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