Yaquelín Vera Morfa, refugiada cubana en Trinidad y Tobago, protestó ante las oficinas de ACNUR en ese país para exigir su traslado a algún lugar que la acoja en condición de refugiada política junto a su hija Laura, de 11 años. Estas dos mujeres reclaman ser llevadas "a una tierra de libertad donde tener una vida digna".
Ambas realizaron la protesta amordazas y atadas de pies y manos. Yaquelín además, se ha declarado en huelga de hambre.
A la petición de estas dos mujeres se ha unido un grupo de cubanos que denuncian que pese a haber obtenido el estatus de refugiados, la legislación de Trinidad y Tobago no les permite trabajar y tener asistencia sanitaria en el país.
"Yo no quiero vivir de limosnas; yo no quiero vivir de nadie. Yo quiero trabajar y mantenerme; que mis hijos estudien", afirmó Yankelín desesperada a Martí Noticias.
El pasado miércoles por la noche, algunos funcionarios de ACNUR decidieron atender a los cubanos concentrados a las puertas de la institución de manera informal. Sin embargo, les reiteron que, por el momento, no disponen de solución para ellos.
No obstante, las autoridades decidieron no deportar ni detener a los cubanos sino mediar con otros países para conseguir su repatriación, un proceso que será más o menos lento dependiendo de la cantidad de refugiados que acepten estos terceros países y el perfil de persona que prioricen.
Por su parte, Rochelle Makhid, la responsable de Living Water Community, una asociación vinculada a ACNUR, explicó que la ausencia de una legislación que acepte a refugiados en Trinidad y Tobago limita las opciones a las instituciones que trabajan con este colectivo.
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