LA HABANA, 16 jun (Reuters) - Los cubanos lamentaron el viernes el retorno a una era más fría en las relaciones con Estados Unidos, tras conocer que el presidente Donald Trump está próximo a anunciar un plan para endurecer normas sobre viajes y negocios en la isla, revirtiendo parte de una histórica distensión bajo el gobierno previo.
Trump informará el viernes un plan para reforzar las normas para los viajes de los estadounidenses a Cuba y restringir los negocios que las empresas de su país pueden hacer con firmas cubanas controladas por los militares en la isla, dijeron funcionarios de la Casa Blanca.
"Esto me duele que volvamos atrás. Dar un paso atrás en el acercamiento que tuvimos con Obama sólo consigue apartarnos del mundo", dijo Marta Deus, quien tratará de sintonizar el discurso de Trump en Miami, considerado el corazón del exilio cubano.
Deus recientemente creó una empresa de contabilidad y un servicio de mensajería para atender a un sector privado que ha florecido desde hace dos años y medios luego de un acuerdo entre Barack Obama y el mandatario cubano, Raúl Castro, para normalizar las relaciones entre los antiguos enemigos de la Guerra Fría.
"Necesitamos clientes, turistas, que la economía se mueva y con el aislamiento a Cuba sólo consiguen un impacto negativo en muchas familias cubanas (y) el cierre de negocios", dijo.
El acuerdo entre Obama y Castro de diciembre de 2014 generó una euforia en Cuba, que esperaba una mejoría en su frágil economía.
Un incremento en el arribo de turistas de Estados Unidos impulsó un auge en ese sector, especialmente en La Habana, creando más alojamientos, restaurantes, taxis y servicios de guías en el incipiente sector privado.
Sin embargo, los críticos sostienen que la distensión no mejoró el nivel de los derechos humanos en la isla. Trump justificará la reversión parcial de las medidas de Obama en gran medida por esas razones, según dijeron funcionarios de la Casa Blanca y algunos disidentes que respaldan la decisión.
Las autoridades cubanas han intensificado las detenciones de activistas y, con frecuencia, han confiscado teléfonos y computadoras portátiles.
"Cuando la administración de Obama dejó de condenar las violaciones de derechos humanos en Cuba (...) el régimen se dijo: seguimos y no pasa nada, por lo tanto vamos a seguir reprimiendo con más fuerza", dijo José Daniel Ferrer, que lidera la Unión Patriótica, el grupo disidente más grande del país.
Otros disidentes sostienen que retroceder en la distensión finalmente perjudicará a los cubanos.
"Probablemente (sus medidas) no tendrán ningún beneficio en términos de derechos humanos", dijo Eliécer Ávila, líder del grupo opositor Somos Más.
El Gobierno cubano, por su parte, ha resistido a un embargo comercial de más de medio siglo y no hará ninguna concesión a Estados Unidos, bajo presiones económicas, dijo Carlos Alzugaray, un diplomático cubano jubilado.
"Indudablemente (estas medidas) van a afectar a Cuba, pero tampoco van a hundir a Cuba. Van a afectar bastante al sector privado mucho más que al Gobierno cubano", señaló.
El interprete Enrique Montoto, de 61 años, afiliado a la empresa AirBnb, renta habitaciones en La Habana.
"Voy a tener una afectación grande pues la mayoría de mis clientes son estadounidenses", dijo a Reuters.
Cuba está batallando actualmente con la caída de los envíos de petróleo desde Venezuela, su aliado clave y una disminución de las exportaciones.
"Este es otro golpe para los cubanos y sin duda dañará. No hay tranquilidad", dijo Marta García, de 51 años y propietaria de un apartamento que renta en La Habana Vieja.
(Reporte de Nelson Acosta y Sarah Marsh, editado en español por Gabriela Donoso)
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